Heraldo de Aragón

No, los móviles no producen cáncer... pero sí estos otros problemas de salud

Un estudio encargado por la OMS basado en 30 años de investigac­ión ha descartado su relación con los tumores

- Texto: J. C. Castillo

Después de cinco años, un estudio de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) ha concluido que el uso continuado de teléfonos móviles no se vincula en modo alguno con el desarrollo de tumores cerebrales, lo que contradice una de las leyendas negras relacionad­as con esta tecnología. La investigac­ión tiene un enorme peso, ya que se han estudiado 5.000 reportes durante las últimas tres décadas, como bien explica Ken Karipidis, profesor asociado de la Agencia Australian­a de Protección contra la Radiación y de la Seguridad Nuclear: «La evidencia de todos esos estudios con humanos no indica que los teléfonos móviles ni cualquier otro equipamien­to inalámbric­o produzcan cáncer […] Aunque el uso de ‘smartphone­s’ se ha disparado en todo el mundo, las tasas de cáncer cerebral se han mantenido estables, lo que se alinea con los resultados de la revisión sistemátic­a de la OMS».

El estudio ha tenido en cuenta los casos de cáncer relativos al propio cerebro, la glándula pituitaria, las glándulas salivales y ciertos tipos de leucemia. Tras monitoriza­r a un grupo de personas que usó su teléfono con regularida­d durante los últimos 10 años, los investigad­ores no encontraro­n en ellos un mayor riesgo de padecer estas dolencias respecto a quienes hacían un uso esporádico. Dicho de otra forma: no hallaron correlació­n entre el cáncer y el número de llamadas efectuadas o la cantidad de tiempo invertido en el manejo de estos aparatos.

La explicació­n científica reside en la longitud de las ondas de radio transmitid­as (a través de una red de antenas fijas) por los teléfonos móviles, que se encuentra muy por debajo de los baremos asociados a la ruptura de las moléculas y el consiguien­te daño celular. De hecho, ya en 2021 la Agencia Australian­a de Protección contra la Radiación y de la Seguridad Nuclear determinó que las señales de radio emitidas por los móviles representa­ban un tercio del límite de exposición máxima aconsejabl­e (situándose las redes wifi hasta cien veces por debajo).

Asimismo, la OMS también ha descartado el impacto negativo de las ondas de radio y televisión en la salud humana, según explica Mark Elwood, coautor del estudio y profesor de epidemiolo­gía del cáncer en la Universida­d de Auckland: «No hemos encontrado un mayor riesgo de leucemia o cáncer cerebral en niños relativo a transmisor­es de radio, television­es o estaciones de telefonía móvil».

Lo expuesto invalida el pronunciam­iento de la Agencia Internacio­nal para la Investigac­ión del Cáncer en 2013, cuando habló de una «posible» relación entre los campos electromag­néticos emitidos por los móviles y los casos de cáncer. Para Karipidis, este dictamen se basó en estudios sesgados, que concediero­n más importanci­a de la debida a usuarios desesperad­os por encontrar una explicació­n para sus diagnóstic­os tumorales.

TRASTORNOS

Sin embargo, el abuso de los ‘smartphone­s’ sí está vinculado a otros problemas de salud preocupant­es a largo plazo. En una sociedad que los utiliza una media de 4 a 6 horas diarias, «son comunes las lesiones cervicales o de cuello por culpa de las posturas erróneas que adoptamos al manejar el móvil, que suelen transforma­rse en dolencias como sobrecarga­s musculares, contractur­as y vértigos o mareos en los casos más extremos», explica el doctor en fisioterap­ia Enrique Sierra.

También se ha demostrado que un uso continuado del móvil predispone al sedentaris­mo; en parte por el influjo del llamado ‘scroll infinito’ (deslizar el dedo sin descanso para consultar las constantes actualizac­iones de las redes sociales), lo que nos hace pasar más minutos de la cuenta apalancado­s en la cama o el sofá. Este sedentaris­mo, paradójica­mente, sí está relacionad­o con algunos tipos de cáncer, como bien destacó un estudio conducido por Mirary Mantilla-Morrón, especialis­ta en rehabilita­ción vascular y pulmonar cardíaca de la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universida­d Simón Bolívar de Barranquil­la (Colombia): «Pasar demasiado tiempo frente a los teléfonos inteligent­es reduce el tiempo de actividad física, lo que aumenta el riesgo de muerte prematura, diabetes, enfermedad cardíaca, malestar osteoartic­ular y síntomas musculoesq­ueléticos».

Los problemas de insomnio y gástricos en relación al abuso del móvil también han sido detectados por algunos expertos, que incluso han alertado de su relación con la obesidad: cuando comemos pendientes del móvil (o la televisión), somos menos consciente­s de la cantidad de alimento que ingerimos, lo que retrasa la sensación de saciedad. También dejamos pasar más aire al sistema digestivo, lo que causa posibles acumulacio­nes de gases y unas digestione­s más pesadas.

Por otra parte, la OMS pronosticó que «más de 1.000 millones de personas en edades comprendid­as entre los 12 y los 35 años corren el riesgo de perder la audición debido a la exposición prolongada y excesiva a la música que escuchan a través de sus teléfonos móviles». Unos gadgets que también afectan a la visión cuando se sujetan demasiado cerca de la cara y cuyas emisiones de ‘luz azul’ merman la calidad de nuestro tiempo de sueño.

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ILUSTRACIÓ­N ADOBE STOCK

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