Los visitantes redescubren los emblemas del Monasterio de Piedra tras las riadas
El parque ha estado cerrado casi dos semanas por el aumento de caudal y para poder reparar los daños n El hotel y la zona monumental han seguido abiertos
CALATAYUD. El parque jardín histórico del Monasterio de Piedra reabrió ayer sus puertas después de 12 días cerrado a las visitas, todo ello debido a las crecidas del río que le da nombre –que causaron fuertes daños en poblaciones y cultivos de Cimballa y Llumes– y a los trabajos de rehabilitación y restauración llevados a cabo en la última semana. La afluencia fue constante durante toda la jornada, donde el perfil de los visitantes, como ocurre habitualmente, va desde quien lo conoce por primera vez a quien ya lo había visto hace tiempo. Según las estimaciones de los gestores del complejo, en estas jornadas, la afluencia ha podido verse disminuida, en total, en más de 10.000 personas. «La cascada Caprichosa ya no es igual. La fuerza del agua ha cambiado totalmente la imagen que tenía y ahora es diferente», reconocía Clara Gormedino, responsable de Comunicación del complejo. En este punto, recuerda que el agua «moldea el paisaje, o de manera más pausada o de forma más abrupta, como ha pasado aquí». Se trata, quizá, del caso más significativo de este episodio, junto a las afecciones en los accesos a la Gruta Iris, cuyo interior permanece intacto, pero no así las facilidades para pasar al interior.
De esta forma, el caudal se llevó por delante las vallas de protección y las escaleras han quedado seriamente afectadas. Desde la empresa gestora del recinto, se ha habilitado como solución puntual que el paso al interior se haga por el pasadizo que era la habitual salida, mientras, confían en que a corto plazo, pueda recuperarse el itinerario original. En el resto del recinto, las afecciones ya han pasado a ser historia efímera de un enclave tan ligado a la naturaleza. «Antes de empezar a trabajar, un geólogo y un arquitecto comprobaron todo para que las actuaciones se hicieran con todas las condiciones de seguridad», detalla Gormedino.
Así, los más de 20 trabajadores con los que cuenta el complejo, además de una empresa externa, han desempeñado una labor intensa durante los últimos días, para que los senderos y puentes estén en óptimas condiciones para recorrer los cinco kilómetros de la ruta circular. «Se han retirado broza, resto de árboles y se han corregido regacheras para que no se dificulte el paso», añade la responsable de prensa. En cuanto a la cuantía económica de los daños, Gormedino reconoce que «hasta que no pasen unos días no se sabrá exactamente cuánto se ha necesitado».
Gormedino incide, también, en el esfuerzo de los trabajadores para conseguir la reapertura lo antes posible. «Era desolador ver las consecuencias, pero todo el mundo ha arrimado el hombro y ha puesto de su parte todo lo que estaba en su mano, porque quienes trabajamos aquí lo entendemos de esta forma», remarca. «Es parte de nuestra vida», subraya.
Aunque la zona del parque, la más cercana al río, ha estado cerrada, tanto el hotel como la zona monumental han permanecido abiertos sin incidencias.
Proceso de mejoras
El complejo ha iniciado este año un proceso para ampliar sus senderos, con la llegada hasta el llamado torreón sur, y ha ampliado el ajardinamiento de algunos sectores, como la ‘puerta negra’, unido a intervenciones de rehabilitación, con motivo del bicentenario del nacimiento de Juan Federico Muntadas Jornet en 2026, promotor de lo que hoy es uno de los puntos más visitados de todo Aragón.
Así, otro de los trabajos es la restauración de los suelos de la sala capitular y la cripta, que estaban desgastados por el tránsito de visitantes. La intervención incluye la pavimentación con piedra natural acorde al estilo cisterciense, mejorando notablemente su apariencia visual.
En la cripta, se han utilizado plaquetas de barro cocido sobre una solera de hormigón de cal y se han renovado las escaleras de acceso para asegurar su seguridad y funcionalidad. En la sala capitular, su restauración se ha llevado a cabo instalando piedra caliza en tonos ocres, manteniendo la coherencia con la arquitectura original.