Recomenzando
Para familias y profesores no hay mejor manera de empezar el curso que colocar junto a los papeles y la burocracia que nos inundan algunas páginas que nos ayuden a entender qué está pasando en la educación. Así podremos pensar hacia dónde queremos ir
Con las clases empezando (en la Universidad de Zaragoza) o a punto de empezar, el miércoles pasado estaba prevista en Zaragoza una auténtica ‘apertura paralela’, de las de verdad, con las intervenciones en sendas conferencias o presentaciones, a modo de lecciones inaugurales, del matemático norteamericano Francis Su y del filósofo Gregorio Luri, respectivamente. El destino o la casualidad quiso que los dos actos estuvieran convocados la misma tarde, pero a distinta hora, lo que permitía disfrutar de ambos: una humilde conjunción (no la llamaremos mundial ni planetaria, por no afear a otras) que ofrecía una nueva oportunidad para seguir pensando el sentido de la educación, y para apostar por ella, en un contexto que el propio Luri describe como «crisis global de la educación» o «crisis de aprendizaje global». Porque «los niños pasan más horas en la escuela, pero todo parece indicar que aprenden menos de lo esperado».
Francis Su venía con la traducción española de su libro bajo el brazo: ‘Matemáticas para el florecimiento humano’, invitado por la profesora Elena Gil, su traductora, para hablar precisamente de la relación entre las matemáticas, la belleza y la virtud. Y Luri presentaba en la DPZ su último libro: ‘Prohibido repetir’, subtitulado esperanzadoramente como ‘Una propuesta apasionada para salvar la escuela’. Como sugería en las redes el educador José Fernando Juan Santos, qué mejor forma de empezar el curso, para las familias o los profesores, que acompañar a los papeles y la burocracia que nos inundan con algunas páginas que nos ayuden a entender qué está pasando en la educación y a pensar hacia dónde queremos realmente ir. A mí no me quedó más remedio que celebrar ambas convocatorias a distancia, ¡dando clase!, así que decidí seguir al pie de la letra el consejo de Josefer.
El mundo educativo es un campo especialmente propicio para la aparición y desarrollo de lo que Rob Henderson llamó ‘luxury beliefs’: creencias o ideologías de lujo. Es decir, ideas aparentemente sofisticadas y revolucionarias fabricadas por las élites y que contribuyen a aumentar su estatus social y a justificar su superioridad moral, a costa de quienes, aparentemente, vienen a defender. Es el caso, por ejemplo, de quienes abogan por la desaparición de los deberes escolares por resultar discriminatorios, pero pueden permitirse llevar a sus hijos a clases particulares; o el de quienes defienden para los demás programas de inclusión ‘total’, pero luego eligen para sus hijos exclusivos centros privados o públicos. Los creyentes de lujo vienen a ser como aquel supuesto ‘experto’ que, en las postrimerías de la pandemia, ante las dudas sobre la vacunación de los menores, defendía sin ambages la vacunación total de los niños, pero que cuando le preguntaron qué iba a hacer con sus hijos dijo que prefería esperar a ver qué pasaba.
Muchos de los mantras hegemónicos sobre la educación (sobre la innecesariedad de la memoria, la abolición de los exámenes, el autoaprendizaje, la inutilidad del conocimiento, la obsesión emocional...) tienen su base en ocurrencias que generalmente no resisten un mínimo análisis crítico, pero que perviven con la fuerza de la corriente. Por eso, la revisión que Luri hace de las mismas en su libro resulta tan necesaria como refrescante: una crítica del ‘tartarinismo pedagógico’ –que como el Tartarín de Tarascón, de Daudet, hace pasar como trofeos de caza viejos y ciegos leones amaestrados– y un monumental homenaje al sentido común, frente a la ortodoxia dominante.
Qué mejor manera de empezar el curso, y de avanzar en él, que subirse a hombros de gigantes. Comencemos así, pues. O recomencemos, porque todo inicio es siempre, de alguna manera, un reinicio.
«Muchos de los mantras hegemónicos sobre la educación (innecesariedad de la memoria, abolición de los exámenes, autoaprendizaje, inutilidad del conocimiento, obsesión emocional...) tienen su base en ocurrencias que generalmente no resisten un mínimo análisis crítico, pero que perviven»