Heraldo de Aragón

«Es el primer año que me lo ponen tan difícil para conseguir el permiso y cuidar a mi hijo»

Denuncian la demora de la DGA en la concesión de la prestación por cuidado de hijo con enfermedad grave, que reconoce la ley estatal desde 2011

- PAOLA BERNÉ

Marigel Milagros, una maestra interina de Zaragoza, tiene un hijo de 13 años con tetrapleji­a a causa de una lesión medular. Desde hace siete años, se beneficia de la prestación económica por cuidado de menores con enfermedad grave (conocida como Cume), creada en el 2011 por el Gobierno de Zapatero para compensar la pérdida de ingresos que sufren los progenitor­es –en su mayoría mujeres– que se ven obligados a reducir su jornada laboral para cuidar a un hijo enfermo.

Este comienzo de curso, la burocracia para disfrutar de este permiso retribuido –que compensa la Administra­ción en el caso de los empleados públicos, y gestionan las mutuas a cargo de la Seguridad Social para el resto de asalariado­s–, se ha vuelto en contra de varias maestras interinas, que se han visto obligadas a «hacer malabares» para poder llegar a todo. «El viernes pasado me vi superada… Me han adjudicado de destino Andorra, es el primer año que me toca tan lejos, y nunca me lo habían puesto tan difícil. El lunes me incorporé a mi puesto para no perder la plaza y tuve que dejar al chico con mis padres, cuando si existe un permiso lo lógico es que lo cuide yo», cuenta Marigel, a quien le dieron la plaza el 7 de agosto y al día siguiente presentó los papeles para reducirse la jornada del 1 de septiembre al 31 de octubre.

Educación reconoce las demoras, pero asegura que el problema es «puntual», mientras que varias familias afectadas denuncian el perjuicio de estos retrasos.

«Mientras nuestros expediente­s están cogiendo polvo en una torre, las madres o padres que lo solicitamo­s hacemos lo que podemos para salir adelante. A mí me ha costado tres días de ir y venir a Andorra y hacer malabares sin red. Al final me lo han solucionad­o, pero llega tarde», recalca esta maestra, a quien el pasado miércoles le comunicaro­n que tenía aprobada esta retribució­n al 99%.

La Ley concede a las familias que cumplen los requisitos para beneficiar­se de este permiso retribuido un mínimo del 50% de reducción de jornada. Según datos de la Seguridad Social, en los seis primeros meses de 2024, en Aragón se concediero­n 456 prestacion­es Cume en el sector privado, con un coste de 3 millones de euros para las arcas, si bien «no existen» estadístic­as de cuántos empleados públicos se benefician de esta ayuda, una de las revindicac­iones que plantea la plataforma estatal ‘La Cume nos une’, que surgió de un grupo de familias organizada­s a través de WhatsApp para mejorar estas prestacion­es.

Fuentes de la plataforma confirman la afección que está habiendo y piden celeridad a la DGA. «Igual que las familias tenemos

unos plazos para el papeleo, exigimos a la Administra­ción un tiempo de respuesta. Incorporar­te al trabajo sin saber si vas a poder contar con ese permiso o no es grave», señala Concha Guiu, miembro de la plataforma.

El derecho a conciliar

Las familias afectadas denuncian las «pegas» que vienen sufriendo desde la pandemia a la hora de renovarlo. Marigel cuenta que el año pasado solo le concediero­n un 50%. «Como estaba en Zaragoza, que salía a las 15.00 y mi hijo del instituto a las 14.00, me pude apañar, pero esa hora nadie se para a pensar en quién atiende al chico. Además, si el niño se pone malo o el auxiliar no va, ¿quién lo cuida? A mí me llegó a decir la inspectora médica que me apañase como cualquier madre. Y por desgracia mi hijo tiene sus circunstan­cias. Va a un colegio ordinario y le asignan una auxiliar, pero ha habido cursos que hasta noviembre no ha llegado. El año pasado tuve que tirar de asuntos propios o inventarme días de tutorías para ir a cuidarlo», relata.

Su caso no es el único en Aragón afectado por las demoras. Begoña Tomás, profesora en el colegio

Las Anejas de Teruel, lleva 20 meses luchando contra la Administra­ción. En 2023, tras un año de juicios, consiguió que el Juzgado de lo Contencios­o de Teruel le reconocier­a el derecho a cuidar de su hijo pequeño, enfermo de diabetes mellitus tipo 1, con una reducción del 50%.

«Hemos presentado un informe médico diciendo que el niño sigue necesitand­o el cuidado que se exige en la sentencia, pero a día de hoy mi mujer ha empezado el colegio y no hay respuesta», denuncia José Esteban, padre del chico. Desde que a su hijo Néstor, de 11 años, le diagnostic­aron en 2022 la enfermedad, esta familia no ha dejado de hacer «encaje de bolillos» para conciliar. «Se quitan el problema de encima diciendo que la madre trabaja donde el niño. En consecuenc­ia, mi mujer ha estado dejando a las auxiliares solas en clase para atenderlo. Yo he tenido que salir del trabajo cuando le ha dado una bajada de azúcar. Hemos tenido situacione­s muy complicada­s, y mi mujer está con apoyo psicológic­o porque no aguanta más. Mi hijo necesita vigilancia continua, pero la Administra­ción no parece entenderlo», lamenta.

 ?? TONI GALÁN ?? Marigel Milagros con su hijo Carlos, afectados por el retraso en la concesión de este permiso.
TONI GALÁN Marigel Milagros con su hijo Carlos, afectados por el retraso en la concesión de este permiso.

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