Acuerdo fiscal: «Quien decide, ¿a quién le afecta?»
El presidente Pedro Sánchez asegura que el acuerdo fiscal alcanzado en Cataluña es bueno para Cataluña, y también para el resto de España. Es decir, para el presidente Pedro Sánchez, los españoles que no somos independentistas catalanes somos bobos. Hay una cuestión que no ha recibido la atención que merece. El acuerdo alcanzado no afecta solo a Cataluña y a sus ingresos fiscales. Dado su monto, afecta y lo hace de manera decisiva, a todas las regiones que se mueven en el sistema de financiación común, es decir, a todas menos a las que disponen de un sistema de Concierto como es el caso del País Vasco y Navarra, pues modifica sustancialmente la cantidad total de dinero que administrará los restos de su naufragio. Afectará a todos pero no lo han negociado entre todos, lo que determina bien el ámbito de competencia, la gran cuestión de todo nacionalismo, el núcleo central del problema. Los independentistas no solo de Cataluña opinan que tienen derecho a decidir su futuro, con independencia de que tal cosa afecte o no al futuro de todos. Ese es el nudo gordiano del eterno problema de la estructura de Estado.
La financiación catalana afecta, obviamente, a Cataluña, pero también al resto de España y la han decidido solo entre un partido catalán, ERC, y el hoy desnortado y autista Partido Socialista. ¿Se imagina qué sucederá cuando se aplique la fórmula al resto de cuestiones? Este acuerdo y la manera de resolverlo tumba lo dispuesto en el artículo 2 de la Constitución, modifica el sujeto de la soberanía nacional, derriba la defensa del Estado que manteníamos los pocos que todavía creemos en él y allana el camino al derecho a decidir tal y como ellos lo entienden y lo exigen. Si todo lo que afecta a Cataluña lo van a decidir los catalanes, aunque también afecte al resto, ya sabe lo que nos espera.