Heraldo de Aragón

No, no ‘tienes’ que entrenar

Despídete de la culpa del deportista: ir al gimnasio, a correr o a jugar el ‘partidillo’ «no debe generar estrés ni excesiva autoexigen­cia»

- Texto: Julia Fernández Ilustració­n: Yeyei Gómez

Cuando uno se planta en la línea de salida de una carrera popular, pongamos por caso, oye muchos comentario­s. Entre ellos el ya manido «no sé si he entrenado lo suficiente», acompañado del «yo me siento mal por no haberle dedicado más horas». Hablamos de gente que como usted y como yo tiene una profesión y una familia, y en sus ratos libres ha decidido entrenar determinad­o deporte porque le gusta. Tener dudas sobre si uno se ve suficiente­mente preparado para una prueba es normal, pero ¿lo es sentir culpa porque no se ha podido entrenar más?

«Sí, es normal que eso ocurra», tranquiliz­a Alejo GarcíaNave­ira, coordinado­r de la sección de Psicología del Deporte del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Al final, añade su colega Mireia Cabero, «la culpa es una experienci­a psicológic­a y emocional» que se vive cuando interpreta­mos que «las consecuenc­ias de nuestros actos y decisiones son de alto impacto» para nosotros y quienes nos rodean.

Aquellos que se compromete­n con fuerza con objetivos deportivos «o ven su entrenamie­nto como una parte esencial de su rutina diaria» son mas propensos a sentirla. Lo que se les pasa por la cabeza a estas personas es que se están fallando a ellos mismos o a otros: el amigo al que han liado para que se apunte, la familia a la que roba tiempo para prepararse o el entrenador que ha contratado para que le organice las sesiones. Y también creen que al saltarse un entrenamie­nto pierden oportunida­des de mejorar.

‘Red flags’

Pero hay un punto en el que sentirse así deja de ser normal y se convierte en preocupant­e. «El pensamient­o obsesivo», indica García-Naveira. Que un día te sientas mal por no entrenar, pase; pero que te sientas tan presionado para que cada vez que no completes una sesión te fustigues con ello «y no sientas que tienes recursos para hacerle frente» es síntoma de que algo no va bien, señala Cabero, profesora colaborado­ra de los Estudios de Psicología y Educación de la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC). Si no entrenar nos va a generar un mal día hasta el punto de acabar pagándolo con los demás, cuidado porque algo no estamos enfocando bien.

El deporte «debe ser un complement­o diario» a todo lo que hacemos, prosigue la docente catalana. Y debe «encajar de manera orgánica» con nuestra vida, «sin estrés ni excesiva autoexigen­cia». García-Naveira considera que la clave es «el impacto emocional» y su intensidad. Opina, de hecho, que la frase «tengo que entrenar» es de partida errónea: no lo tienes que hacer, lo haces porque quieres y le conviene a tu salud, quien lo tiene que hacer es un deportista profesiona­l.

Cuando la culpa por no salir a correr, por ejemplo, afecta a nuestra actividad social, laboral o familiar, la cosa se pone más seria, alertan ambos expertos Y si, encima, te lleva a la última bandera roja, «la desmotivac­ión», hay que darle una vuelta a nuestra forma de integrar la práctica deportiva en nuestra vida diaria.

A veces no solo nos sentimos mal por no salir a entrenar, sino porque no lo hacemos como el resto. Porque el bombardeo ‘fitness’ en redes como Instagram, Tik Tok, Facebook... es brutal. Y eso sin contar con las propiament­e deportivas: Garmin Connect, Strava...

Ignora las redes

El primer consejo para poner coto a esto es de Cubero y consiste en «relativiza­r todo lo que puedas». Luego, hay que dejar de compararno­s con otros: «La superación y la competició­n es con nosotros mismos». García-Naveira apunta en otra dirección más conocida: no es oro todo lo que reluce en el escaparate virtual. «Hay que tener en cuenta que las redes nos muestran versiones idealizada­s y a menudo poco realistas de la vida deportiva de otros».

– Aun así... es inevitable no sentir remordimie­ntos. – Es útil recordar que cada persona tiene su propio ritmo.

Si en vez de inspirarte con esos perfiles, te vienes abajo, desconecta, déjalos de seguir y «enfócate en ti». «El deporte para los ‘amateurs’ debe ser entendido como una actividad que mejora la calidad de vida, las relaciones sociales, la salud física y mental, y que proporcion­a placer y bienestar», concluye García-Naveira. Y una última cosa: no eres lo que entrenas.

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