ACOLCHADOS CONTRA LAS MALAS HIERBAS
Investigadores del CITA están realizando ensayos con hidroacolchados con el objetivo de encontrar un método que ayude a controlar las malas hierbas sin el uso de herbicidas
Encontrar un método que ayude a controlar las malas hierbas en los primeros años de establecimiento de un cultivo leñoso como alternativa al uso de control mecánico o con herbicidas. Este es el principal objetivo del proyecto ‘Acolchados de aplicación líquida en cultivos leñosos, hortícolas y entornos urbanos para el control de malas hierbas que contribuyan a la bioeconomía circular en Aragón’, que se desarrolla en el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y que está previsto que finalice en 2025.
Una iniciativa pionera en toda España y el resto de Europa y el mundo, salvo por unos proyectos que se están desarrollando en Estados Unidos, y cuyos orígenes se remontan a hace casi una década, momento en el que el profesor venezolano Álvaro Anzalone llegó al CITA para hacer su tesis doctoral sobre acolchados en tomate y generó el interés de los investigadores en esta novedosa técnica para trabajos futuros.
Una década después, «desde el CITA las investigaciones que se están desarrollando están centradas, sobre todo, en las malas hierbas. También se están llevando a cabo encuestas de aceptación del hidroacolchado en alcorques de arbolado urbano que se enviarán a la población de Zaragoza», indica Alicia Cirujeda, coordinadora de este proyecto junto con Gao
briel Pardo, ambos investigadores del Departamento de Sistemas Agrícolas, Forestales y Medio Ambiente del CITA.
«Una de las principales características de los hidroacolchados es que evitan tener que realizar un control mecánico o aplicar herbicidas en los primeros años de implantación de los cultivos. Es cierto que se trata de un proceso que, en ocasiones, puede resultar un poco engorroso por el volumen de materiales que hay que aplicar. Pero, como ocurre con todas las novedades relacionadas
con el campo, si se apuesta por este método hay que hacerlo con ganas. Probablemente no veremos este tipo de tratamientos en una viña de 300 hectáreas, pero consideramos que es interesante en el caso de la trufa, las plantas aromáticas y en variedades hortícolas ecológicas», matiza Cirujeda, quien recuerda que, entre sus ventajas, destaca el hecho de que el suelo cubierto evapora menos y retiene humedad. «Los hidroacolchados amortiguan las temperaturas del suelo, ya que aumentan las mínimas y disminuyen las máximas y favorecen el desarrollo de los cultivos», explica.
Tipo de materiales
En cuanto al tipo de materiales empleados para los acolchados, todos tienen en común el uso de papel reciclado, que se mezcla con agua, yeso (como aditivo aglomerante) y un resto vegetal triturado
molido que se aplica mezclado como una pasta bajo los árboles. Cirujeda recuerda que se pueden utilizar restos vegetales muy diversos, como madera de poda (viña, olivo, de jardines, almendro, etc.), sobrantes tras la destilación de plantas aromáticas (lavanda, romero, orégano, salvia), alperujo, paja (trigo, centeno), etc.
«A la hora de apostar por un material u otro, primero se evalúa la dureza de los hidroacolchados que contienen estos materiales, en la Universidad Politécnica de Cataluña. Ellos hacen las punciones estándar y, si está muy blando, se descartan. En este sentido hay que indicar que los materiales más duros no son automáticamente los más duraderos, ya que intervienen muchos factores a la hora de valorar el mejor, porque cada cultivo demanda una necesidad u otra», explica la investigadora.
En este sentido, Cirujeda recuerda que, por ejemplo, en el caso del azafrán se demandan alcolchados que amortigüen la temperatura del suelo, ya que los agricultores están percibiendo que el exceso de temperaturas influye en la planta. En otros casos, como la encina, lo que se necesita es acolchados que frenen la aparición de malas hierbas durante muchos años.
Diferentes ensayos
En la actualidad, el equipo de investigación, en el que también participan Sergio Sánchez y Juliana Navarro, investigadores del Departamento de Ciencia Vegetal, está realizando ensayos con diferentes hidroacolchados (en viña, en una parcela del CITA; en aromáticas en terreno del CITA y en una parcela en Zuera); tres ensayos con diferentes hidroacolchados en encinas truferas, en Graus; un ensayo en el cultivo del azafrán (subcontratado en Albacete); y pruebas en una parcela del CITA con nuevos ingredientes, como la cáscara de huevo en lugar de yeso.