Heraldo de Aragón

La reaparició­n y fuga de Carles Puigdemont facilitan al juez Llarena reactivar la euroorden

Una nueva resolución de captura tiene más visos de prosperar al no tener ya inmunidad europea

- MELCHOR SÁIZ-PARDO

No sería desde luego un camino de rosas, pero sin duda, explican en el Supremo, el ‘show’ del pasado jueves de Carles Puigdemont con su reaparició­n fugaz en Barcelona y su nueva huida facilita al instructor del ‘procés’, Pablo Llarena, la posibilida­d de reactivar la euroorden contra el expresiden­te por el delito de malversaci­ón, que el alto tribunal considera no amnistiado por la ley promovida por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Se trata, apuntan estas mismas fuentes, de un escenario que el juez siempre tiene en mente resucitar a pesar de los escollos con los que se ha encontrado en esa vía durante los últimos siete años, pero en la que sigue confiando, pues es sabedor de que es su única opción para poder sentar algún día en el banquillo al fugado. Máxime, después de que el líder de Junts, tras su efímero paso por Cataluña, haya asegurado que jamás se entregará voluntaria­mente a la justicia.

En julio de 2023, Llarena, cansado de las idas y venidas de la vigencia de la euroorden a cuenta de la justicia europea, ya anunció que no tenía intención de reactivar esta resolución en tanto en cuanto el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que el 5 de julio de ese año levantó la inmunidad al expresiden­te y al ‘exconselle­r’ Toni Comín, resolviera definitiva­mente sus recursos.

Esa resolución todavía no ha llegado, pero para cuando haya fallo sí que se han producido tres novedades importante­s en las últimas horas, explican desde el alto tribunal, que podrían poner las cosas más fáciles para que prosperara esa hipotética euroorden, que fue suspendida por primera vez en diciembre de 2017, al poco de dictarse y que desde entonces ha estado en vigor de manera intermiten­te.

La primera es que Puigdemont se quedó sin el escudo de la inmunidad parlamenta­ria europea el pasado 16 de julio, cuando se constituyó la nueva cámara comunitari­a, lo que le limitará el acceso inmediato a los tribunales europeos, como ha venido haciendo en los últimos años con el altavoz internacio­nal que ello supone.

Las otras dos novedades tienen que ver con su ejercicio de escapismo de esta semana. El prófugo, que ha venido sosteniend­o como eje central de su discurso internacio­nal su respeto a la justicia, con su espectácul­o en Barcelona, explican fuentes del caso, ha «humillado expresamen­te no solo a los policías, sino también a los jueces españoles», al tiempo que ha demostrado que si tiene «capacidad y recursos» para «tomar el pelo» al más alto tribunal español, también los tiene para eludir la justicia de cualquier otro país.

Investigac­ión en marcha

El último punto recién incorporad­o a favor de que prosperase una futura reactivaci­ón de una OEDE (Orden Europea de Detención y Entrega) es que la estrambóti­ca reaparició­n y fuga llena de argumentos a Llarena para pedir una prisión preventiva segura, lo que refuerza el argumento de lo indispensa­ble de su captura porque va a ir seguro a prisión, aunque sea provisiona­l.

Y hasta ahí los aspectos que han mejorado para la vía de una euroorden, porque el espectácul­o de escapismo no ha cambiado mucho más. Aunque el magistrado Llarena ha abierto una investigac­ión para aclarar por qué los Mossos d’Esquadra y el Ministerio del Interior dejaron escapar a Puigdemont a pesar de que era público que iba a aparecer bajo el Arco del Triunfo, la nueva fuga no va acarrear, en ningún caso, nuevos cargos (ni amnistiabl­es ni no amnistiabl­es) al líder postconver­gente. «Un procesado nunca comete un delito por intentar huir», remarcan en el Supremo.

Pero hay más problemas, admiten fuentes del caso del ‘procés’. Si Puigdemont sigue en Waterloo, donde asegura que ya ha vuelto tras su viaje exprés a Barcelona, la justicia belga tendría más fácil ahora aceptar una detención solo por un delito de malversaci­ón (muy perseguido en la UE), sin tener que hacer un análisis profundo de otros cargos más complejos como eran la sedición o la rebelión.

Pero en Bélgica, como en la gran mayoría de los países europeos, solo la Fiscalía puede ejercer la acusación y en España, el Ministerio Público (que ha fulminado a los cuatro fiscales rebeldes del procés contrarios a borrar la malversaci­ón) ya no acusa a Puigdemont, porque cree que la ley de amnistía sí que le beneficia de manera plena.

El juez del Supremo solo puede activar de nuevo la OEDE a petición de parte y tampoco la Abogacía del Estado acusa ya, pero seguro que en ese empeño encuentra el apoyo de Vox, acusación popular. Sin embargo, es muy improbable que la Fiscalía Europea hiciera suyo un escrito de un colectivo particular, porque no hay ninguna tradición en la UE de este tipo de acciones privadas en procesos penales. De hecho, en diciembre de 2021, cuando el exjefe de Gobierno autonómico fue arrestado en Sassari (Cerdeña), el Supremo italiano ya vetó la participac­ión del partido de Santiago Abascal en el procedimie­nto.

Llegado el caso de que la Jus

ticia belga finalmente tuviera que analizar la petición de entrega, en cualquier caso el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, tendría una última bala para complicar en extremo la aplicación efectiva de la euroorden: plantear que el Supremo se está negando a cumplir una ley, la de amnistía, aprobada por un parlamento de un estado miembro.

O sea, abriría de nuevo en Bélgica, si Puigdemont sigue residiendo allí, un debate de una enorme profundida­d y complejida­d, que, en realidad, situaría el caso prácticame­nte, de nuevo, en la casilla de salida cuando el 31 de octubre de 2017 Pablo Llarena dictó la primigenia orden de captura contra el entonces presidente de la Generalita­t que horas antes había huido a Bélgica.

 ?? 3CAT ?? La televisión pública catalana mostró ayer imágenes de Puigdemont en Waterloo.
3CAT La televisión pública catalana mostró ayer imágenes de Puigdemont en Waterloo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain