«Son incendios raros. Todo indica que el ser humano está detrás»
Ezequiel Marco, vicepresidente de la Comarca de las Cinco Villas, pide la colaboración ciudadana mientras se investiga la causa de los últimos fuegos
ZARAGOZA. Los incendios forestales se producen o bien por rayos en las tormentas con fuerte aparato eléctrico o por chispas originadas por cosechadoras, empacadoras o cualquier maquinaria agrícola. Pero ninguna de las dos causas se han dado en los recientes fuegos que se originaron en Castejón de Valdejasa (uno de madrugada y otro sobre las 17 de la tarde de este pasado viernes y que se dio por controlado ayer a las 15.48) y un tercero, en Farasdués, pedanía de Ejea de los Caballeros, que se declaró en la medianoche del viernes al sábado y que fue extinguido ayer.
Unas circunstancias que hacen pensar a Ezequiel Marco, vicepresidente de la Comarca de las Cinco Villas, y alcalde de Biota, que «la mano del ser humano está detrás de estos incendios, que son muy raros», afirma. «Primero porque está todo cosechado, con lo que no hay maquinaría agrícola en los montes y luego porque no es normal que se origine un fuego en la noche del viernes cuando no hay nadie trabajando en el campo y las últimas tormentas fueron hace diez días». Por eso, Marco entiende que «detrás de los últimos incendios de las Cinco Villas podría haber un pirómano».
«Pido la colaboración de los ciudadanos: que cualquier vecino que vea un coche sospechoso por los montes le coja la matrícula y avise al 112 o 061 o al Seprona». Si no, advierte, «será muy difícil dar con ese alguien que está provocando los fuegos ya que la comarca de las Cinco Villas es de las más extensas de Aragón y no podemos poner en cada camino ni una cámara ni a un agente forestal ni a uno de la Guardia Civil». Aunque, reconoce, «ha habido suerte y se han quemado apenas 5 o 6 hectáreas, podría haber sido mucho peor si hubiera habido viento y se hubiera propagado». E insistió en pedir la colaboración de todos para acabar con esta lacra que son los incendios forestales.
Marco recuerda que «a primeros de julio hubo un incendio en Biota, tres en Farasdués y en Luesia cuando ardieron varias fajinas (haz de ramas que se ponen en las eras)» y no descarta que «también hubieran sido provocados» al no haber causa aparente, salvo que la mano del ser humano esté detrás, para que prendiera el fuego. «La realidad es la que es», asegura el vicepresidente de la comarca de las Cinco Villas, a expensas de que la investigación en curso aclare lo sucedido.
Eso sí, descarta que sean las olas de calor las que prendan la mecha. «Todos los veranos llegamos a los 40 o 41 grados de temperatura. Es lo normal. Pero el fuego tiene siempre una causa», indica, como el gran incendio que hubo en 2008 en Zuera motivado porque un coche ardió e hizo que las llamas se extendieran, comenta. «Habrá que esperar a que concluya la investigación, pero todo indica que el ser humano está detrás», recalca. De la titularidad de los montes donde se han producido los fuegos, explica que «los hay públicos y privados», si bien en el ya extinguido de Farasdués, parte pertenece a la Confederación Hidrográfica del Ebro y otra parte al Ayuntamiento de Ejea.
A la posible intencionalidad en estos recientes incendios en la provincia de Zaragoza aluden también algunos de los agentes forestales que han intervenido en sofocarlos. «En los corrillos del gremio, se habla de que alguien podría haberlos provocado, dado que no se observan otras causas», señalan, si bien, añaden, que «ha de concluir la investigación, que sigue abierta, para que esclarezca lo ocurrido». Asimismo, muestran su deseo de que «no vuelva a pasar ni en esta zona de los montes de Sora, rica en bosques, ni en ninguna otra de Aragón».
Por último, el alcalde de Biota señala que aunque ambos incendios estén controlados, agentes de Protección de la Naturaleza y algunas cuadrillas y conductores de autobombas siguen vigilando la evolución en estas zonas. El Gobierno de Aragón comunicó ayer que «la mayor parte de la Comunidad, hasta 24 áreas, estaban en nivel de alerta rojo de peligro de incendios forestales que, en caso de producirse, serían de muy alta intensidad y muy alta propagación al verse favorecidos por la topografía».