Heraldo de Aragón

Kamala Harris elige de número dos al moderado Tim Walz para captar a los indecisos en EE. UU.

La líder demócrata y el gobernador de Minesota llenan el mitin de Filadelfia donde se estrenaron como pareja electoral de cara a las elecciones presidenci­ales del próximo mes de noviembre

- MERCEDES GALLEGO

NUEVA YORK. «¿Tim qué?». El nombre del gobernador de Minesota, que este martes se anunció como pareja electoral de Kamala Harris, dejaba fríos a quienes acudieron al sur de Filadelfia a conocer en persona al vicepresid­ente de Donald Trump, en caso de que éste gane en las urnas en noviembre próximo. En justicia, Natalie Sassami tampoco conocía al senador de Ohio J.D. Vance antes de que lo eligiese el candidato republican­o, por mucho que el director Ron Howard convirties­e su biografía en película de Netflix.

Ayer el expresiden­te lo mandó a Filadelfia a hacer de contraprop­uesta al mitin masivo en el que la candidata del Partido Demócrata presentó a Tim Walz, que se ha ganado el cargo precisamen­te por ser el menos conocido de los finalistas y, por tanto, el que menos lastre acarrea. Al gobernador de Minesota se le considera un moderado, representa­nte de la América rural y del Medio Oeste por el que también compite Vance, quien le pintó ayer como «el izquierdis­ta más radical de todo el Gobierno».

La pareja electoral de Trump hablaba de «Kamala Caos» y respondía preguntas de la prensa para destacar el contraste con la vicepresid­enta, que no ha dado una sola entrevista desde que fue elegida. «¿Si tienen miedo de los medios cómo va a sentarse con (Vladímir) Putin y otros líderes del mundo?», preguntaba.

En las dos semanas transcurri­das desde que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, renunciara abruptamen­te a la reelección, por el declive físico y cognitivo que mostró en el debate del 27 de junio frente a Trump, Harris ha logrado aglutinar al Partido Demócrata, resucitar a las bases y convertir cada mitin en un festival efervescen­te de entusiasmo.

El de este martes, en Filadelfia, la ciudad en la que se declaró la victoria del presidente Biden hace cuatro años tras un reñido conteo en varios Estados donde ganó por la mínima, convirtió la casa de Rocky Balboa en un auténtico carnaval.

Frente a las menos de 500 personas que acudieron a ver a Vance, buena parte miembros de la prensa, Harris llenó el pabellón hasta la bandera. Ni la lluvia que descargó sobre los que hacían cola logró desanimarl­os.

En cada esquina del Liacoras Center, en el campus de Temple

University, los voluntario­s se cercioraba­n de que quienes venían a arropar a la vicepresid­enta y a conocer a su elegido estaban registrado­s para votar –un requisito previo en EE. UU.– y se ofrecían a hacerlo al instante para aquellos que no se hubieran apuntado en el censo. La campaña de

Harris dice que no se decantó por el gobernador de Minesota hasta el lunes, después de haber entrevista­do el domingo a los tres finalistas, pero este martes los carteles de Harris y Walz ya estaban colgados en la universida­d, dispuestos a hacer historia.

De ganar las elecciones del 5 de

M. R. noviembre, la exfiscal california­na sería un crisol de diversidad. Hija de una bióloga de India y un académico jamaicano, no solo sería la primera mujer en sentarse en el Despacho Oval, sino también la primera descendien­te de afroameric­anos e inmigrante­s asiáticos.

En contraste, su pareja en la papeleta tenía que ser alguien muy americano, como Walz, un profesor de instituto nacido en Nebraska, que sirvió en la Guardia Nacional del Ejército de Tierra para seguir los pasos de su padre, veterano de la guerra de Corea. El congresist­a, que en la última semana llevó a cabo una agresiva campaña para ganarse los favores de la vicepresid­enta, tiene buenos amigos en el Capitolio y trabajo para la campaña de John Kerry en 2004.

Apoyó la reforma sanitaria Cuenta con un sólido historial para las causas de las mujeres, al haber votado en contra de la prohibició­n para otorgar fondos federales a las organizaci­ones que prestasen servicios abortivos. Apoyó la reforma sanitaria de Barack Obama y todos los fondos que hicieron falta para financiar las guerras de Irak y Afganistán. Competía seriamente con el gobernador de Pensilvani­a, Josh Shapiro, un judío que los últimos días enfrentó una férrea oposición del ala progresist­a del partido, que ve en Harris la oportunida­d de reconectar con los jóvenes indignados por el apoyo de Biden a Israel en la guerra de Gaza.

Las posiciones de Shapiro, demasiado parecidas a las del presidente, sugerían que no habrá ningún giro humanitari­o hacia Palestina. Descartarl­e por ello ha sido interpreta­do airadament­e por los lobbies israelíes como una muestra de antisemiti­smo, pero Lisa, una judía que ayer condujo desde New Jersey para ver en persona al vicepresid­ente de Trump, se sentía aliviada de que no haya sido elegido. «Hubiera desatado más odio y antisemiti­smo. Dios quiera que nunca un judío sea presidente de EE. UU., nos echarían la culpa de todo», deseó, sin atreverse a dar su apellido.

Como prueba de sus palabras, un hombre, que ni siquiera quiso dar su nombre pero tenía los oídos de muchos antivacuna­s entre el público que fue a ver a Vance, aseguraba que el virus de la covid había sido una creación de la Inteligenc­ia estadounid­ense y de Israel.

Al selecciona­r al gobernador de Minesota, Harris preserva el ‘status quo’ y apuesta por un político de aspecto maduro y bonachón con el que se siente más cómoda, al haberlo conocido en el Congreso.

 ?? STEPHEN MATUREN/AFP ?? Tim Walz saluda a Kamala Harris a su llegada al aeropuerto de Mineápolis en marzo.
fue entrenador de fútbol americano. Casado y con dos hijos, Walz cuenta que se enganchó a la política por casualidad cuando acompañó a dos alumnos a un mitin. Desde entonces no ha parado de escalar posiciones en las filas del Partido Demócrata: primero, en el Congreso, en el que ocupó un asiento durante doce años, y después como gobernador de Minesota, donde venció en las elecciones de 2018 y revalidó el cargo en 2022. Desde ese puesto ha reducido impuestos a la clase media, impulsado las energías limpias o promovido las comidas gratuitas en los centros escolares. Entre sus banderas destaca la defensa de los derechos reproducti­vos de las mujeres. El pasado marzo acompañó a Harris en la primera visita de una vicepresid­enta a una clínica de abortos.
STEPHEN MATUREN/AFP Tim Walz saluda a Kamala Harris a su llegada al aeropuerto de Mineápolis en marzo. fue entrenador de fútbol americano. Casado y con dos hijos, Walz cuenta que se enganchó a la política por casualidad cuando acompañó a dos alumnos a un mitin. Desde entonces no ha parado de escalar posiciones en las filas del Partido Demócrata: primero, en el Congreso, en el que ocupó un asiento durante doce años, y después como gobernador de Minesota, donde venció en las elecciones de 2018 y revalidó el cargo en 2022. Desde ese puesto ha reducido impuestos a la clase media, impulsado las energías limpias o promovido las comidas gratuitas en los centros escolares. Entre sus banderas destaca la defensa de los derechos reproducti­vos de las mujeres. El pasado marzo acompañó a Harris en la primera visita de una vicepresid­enta a una clínica de abortos.

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