Angela Carini abandona su combate contra la argelina Imane Khelif
La italiana se retira, tras 46 segundos en el ring, ante una rival que fue excluida del Mundial por sus altos niveles de testosterona
PARÍS. La boxeadora argelina Imane Khelif está en un lado del cuadrilátero. Es alta, viste de rojo, lleva rastas. Su oponente, la italiana Angela Carini, es bajita, va de azul, usa coleta. El combate empieza. Khelif suelta un derechazo. Ángela levanta el brazo, se apoya en las cuerdas, se toca la nariz. Luego vuelven al ring. Khelif suelta otro derechazo. Angela levanta otra vez el brazo, habla con su entrenador, abandona. Se queda en el centro, arrodillada en el suelo, llorando sin consuelo. El combate ha durado 46 segundos. Khelif se agacha y le apoya un guante en el hombro, en un gesto cariñoso. Angela no puede sujetar las lágrimas. La prensa italiana, muy agitada, baja hacia la zona mixta. Un periodista se vuelve al público y dice en voz alta: «¿Pero qué demonios hace Angela peleando contra un hombre?»
Imane Khelif no es una mujer trans o al menos no hay noticia de ello. Nació en Tiaret (Argelia) en 1999 y tiene un currículum respetable como boxeadora amateur. Sin embargo, la Federación de Boxeo decidió descalificarla en los últimos mundiales, celebrados en Nueva Delhi en 2023, por no haber superado los test bioquímicos. Khelif tiene hiperandrogenismo, un exceso de hormonas sexuales masculinas en la sangre. En su mismo caso está otra boxeadora, la taiwanesa Li Yu-ting, de 28 años, a la que le retiraron la medalla de bronce que había ganado en el último Mundial y que también peleará en el torneo olímpico.
El COI ha decidido que ambas pueden participar en la cita parisina. Sin embargo, la Federación Internacional de Boxeo insiste en que no deberían pelear con el resto de las mujeres porque, según su presidente, Umar Kremlev, los test de ADN «habían probado que tenían cromosomas XY». Desde Argelia se habla de conspiración y de «una campaña racista lanzada por los medios extranjeros».