Iberia renuncia a la compra de Air Europa ante las exigencias regulatorias de Bruselas
El grupo, que recupera el dividendo casi cinco años después, tendrá que pagar 50 millones de euros como penalización a Globalia por desistir
Segundo intento fallido de IAG para hacerse con Air Europa. La matriz de Iberia, British Airways, Vueling y Aer Lingus ha renunciado a la operación ante las exigencias de la Comisión Europea que, entre otras cosas, obligarían a la empresa a realizar mayores concesiones de rutas y ‘slots’ a otras aerolíneas competidoras para evitar el riesgo de concentración en el mercado de la UE.
«Es la mejor decisión para proteger los intereses de los accionistas», arguyó ayer Luis Gallego, consejero delegado del grupo. «Las exigencias de la Dirección General de Competencia para dar luz verde a la operación son tan altas que deja de tener sentido empresarial para Iberia. Por tanto, hemos decidido no seguir adelante», aseguraban a primera hora de la tarde fuentes de Iberia, que tendrá que pagar 50 millones de euros a Globalia –dueña de Air Europa con un 80% del capital– en concepto de indemnización, tal y como estaba pactado en el acuerdo de compra.
Pocas veces antes se ha vivido en España un culebrón corporativo tan complejo en el tiempo y que haya puesto tan al límite a una compañía. De hecho, hubo una primera intentona de integración en 2019, frustrada en 2021 ante las objeciones de Bruselas sobre unas 70 rutas en las que ambas aerolíneas ofrecían servicios directos y, en varios casos, eran los únicos operadores.
Ya en agosto de 2022 IAG se hizo con el 20% de Air Europa –participación que ahora mantendrá– para un año después, en diciembre de 2023, notificar su intención de hacerse con el 80% restante. Durante este largo proceso de negociación la compañía dirigida por Gallego había llegado a ofrecer la cesión de hasta el 52% de las frecuencias que ahora
mismo opera Air Europa, «de modo que ninguna de las rutas en las que la Comisión había identificado problemas de competencia se quedaba sin tener un tercer operador», critican.
Dicha propuesta llegó tras otro informe de objeciones de Bruselas remitido el pasado 26 de abril, en el que ya se expresaban las reticencias a una integración que, según sus condiciones iniciales, implicaría controlar, por ejemplo, cerca del 65% del tráfico entre España y América. Pese a ello, IAG había recuperado cierta esperanza en la operación tras su nueva oferta de cesiones. Y también después de que Europa aprobase otra unión de calado en el sector, en concreto con el visto bueno a la absorción de ITA –la antigua Alitalia– por parte de Lufthansa.
Pero ni por esas. Las últimas cesiones planteadas por Iberia para conseguir el visto bueno a la integración –impensables hace solo unos meses– no han sido suficientes para la Comisión, que tenía hasta el 20 de agosto para hacer pública su decisión.
Los rumores en las últimas horas ya apuntaban a que la operación se iba encaminando a un rechazo firme, con lo que IAG decidió ayer dar un paso al frente y adelantar su presentación de resultados –prevista para hoy– con el fin de anunciar su decisión de dar marcha atrás en la compra y, de paso, dar tiempo a los inversores a digerir la noticia antes de la apertura de las bolsas el último día de la semana.«Lamentamos la negativa de Bruselas a aceptar esta ambiciosa propuesta que, en nuestra opinión, garantizaba los derechos de los consumidores, permitiría a nuestros clientes tener conexiones directas con el este del planeta y animaba la competencia entre los ‘hubs’ del norte y del sur de Europa», indicaban justo antes de la presentación de resultados fuentes de la aerolínea española. «La compra de Air Europa deja de estar entre nuestros objetivos», sentenciaban.
Nueva hoja de ruta
A la espera de conocer la reacción del mercado este viernes, Iberia intentaba mandar un mensaje de calma a sus accionistas, recordando que sus prioridades ahora pasan por «consolidar la robustez financiera, desarrollar el liderazgo de nuestro ‘hub’ en
Madrid y asegurar un futuro de largo plazo de los negocios de ‘handling’ y mantenimiento».
Tras informar de un beneficio de 905 millones de euros en el semestre, un 1,7% menos, el ‘holding’ sorprendió al anunciar que retomará el pago de dividendo, tras casi cinco años suspendido (en 2020 se decidió no pagar el complementario de 2019) por el impacto que la pandemia generó en las cuentas de todo el sector.
En concreto, el consejo de administración de IAG ha aprobado la distribución de 0,030 euros brutos por acción en efectivo. Lo hace a cuenta de los resultados financieros de 2023 y se repartirán el próximo mes de septiembre entre los accionistas.
Por su parte, Air Europa indicó que seguirá con su plan estratégico, reforzando incluso la conectividad aérea entre Europa y América. La aerolínea presidida por Juan José Hidalgo defendió que sigue siendo «rentable, solvente y con futuro, independientemente de IAG». En una carta remitida ayer a la plantilla, insistió en que su proyecto es «sostenible a largo plazo y en solitario».
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