El testimonio de Pedro Sánchez
El juez Peinado ha citado a Pedro Sánchez como testigo para hacerle preguntas sobre los negocios de su mujer. Le interrogará en la Moncloa para que no tenga que acudir al juzgado. Sin embargo, todo apunta a que el presidente se parapetará en las leyes que le permiten evitar ese trance.
El PP, con buen tino, ha recordado lo que decía Sánchez cuando Mariano Rajoy fue citado como testigo en la Gúrtel. Las demoledoras palabras del entonces líder de la oposición exigiéndole la dimisión caerán en saco roto porque al sanchismo le importa poco que Feijóo o cualquier persona del PP intente poner en valor las contradicciones de Sánchez.
En la actitud de sumisión al líder que muestran la mayoría de los sanchistas, que un juez cite al presidente como testigo provocará, como siempre, que se acuse al PP de defender lo mismo que defiende Vox y se pondrá el acento en las ansias de poder de Feijóo. Sánchez, insistirán, es víctima de jueces y periodistas desalmados. Sin embargo, a pesar de las múltiples maniobras de distracción, de repartir a los ministros las palabras exactas que deben responder a las preguntas de los periodistas, idénticas para todos (lo que demuestra que son producto de unas instrucciones que se cumplen a rajatabla), el sanchismo sale muy ‘tocado’ del caso Begoña Gómez.
Pueden alegar Sánchez y sus asesores los privilegios que permite la ley para quienes ocupan altos cargos del Estado, entre ellos la inmunidad parlamentaria. Incluso pueden repetir hasta la saciedad que nadie se ha llevado un duro de forma ilegal, y será difícil demostrar lo contrario. Pero el dinero no es el asunto más importante de este caso. Sí lo es que personas del círculo más próximo al presidente, que incluye nada menos que a su esposa y a su hermano, hayan diseñado unas tramas, que quizá no son delictivas pero que moralmente significan corrupción con todas las letras.