Arte pianístico sublimado
Arrancó con fuerza, dominando la línea melódica y matizándola hasta el extremo. Mei-Ting Sun atacó las combinaciones binario-ternarias de la petenera de ‘Rondeña’, de Isaac Álbéniz, produciendo voces seductoras perfectamente audibles. Y en ‘Almería’, de la misma ‘suite’ ‘Iberia’ del compositor español, sus tarantas brotaron en pasajes profundos cargados de duende lorquiano, como arrastradas por la brisa con el aroma de chumberas y buganvillas desde Cabo de Gata cruzando la bahía. El pianista de Shanghái impactó, a continuación, con una interpretación sorprendente de ‘Triana’, del mismo cuaderno, rebosante de musicalidad y virtuosismo. Mei-Ting Sun ejecutó sus acordes arpegiados de efecto espectacular y mantuvo diáfana la difícil línea melódica, articulando con pulso firme las armonías de Albéniz, tan profusas como magistrales.
Sun, sin partituras en todo momento, extrajo sonido generoso del teclado, en su interpretación de ‘Ocho piezas, opus 76’, de Johannes Brahms, donde tensó las frases al máximo produciendo un discurso pianístico fuertemente cohesionado. Unos rasgos similares a los que exhibió en ‘Tres intermezzos FP 71, 118’, de Francis Poulenc, que sonaron matizados hasta el extremo, con cruces de manos inmaculados, produciendo una expresión límpida y un fraseo elocuente y tremendamente expresivo. Todo ello antes de atacar, como colofón de este recital del Ciclo Pilar Bayona, la muy exigente ‘Sonata nº 2, en si bemol menor, opus 36’, de Frédéric Chopin. Una obra cargada de virtuosismo endiablado, especialmente en su movimiento final, que el pianista oriental interpretó con naturalidad, logrando un resultado explosivo, derrochando espectacularidad y extrayendo abundante sustancia sonora conmovedora y estimulante en un espectáculo pleno de arte pianístico sublimado.