Pontoneros abrirá en septiembre su segundo edificio y amplía su oferta hasta las 382 camas
El inmueble conserva parte de los elementos del antiguo cuartel e incluye gimnasio y nuevos tipos de alojamientos
ZARAGOZA. La residencia universitaria de Pontoneros en Zaragoza estará a pleno rendimiento a partir de septiembre. Las obras de adecuación del segundo edificio acaban de concluir y su apertura permitirá ampliar la capacidad del complejo hasta las 382 camas, repartidas en 340 habitaciones. Con él también se estrenará el anfiteatro exterior, que se utilizará como espacio polivalente para conciertos y obras de teatro con la intención de dinamizar la actividad cultural del barrio. Por el día estará abierto a todos los vecinos y por la noche, cerrado para evitar comportamientos incívicos o que sea usado como espacio de botellón.
El proyecto ha supuesto una inversión global de 29 millones de euros y el que se estrenará ahora es de los dos el inmueble más grande, el que alberga un mayor número de habitaciones. Los primeros residentes entraron este curso tras culminar los trabajos de la primera fase, con 151 dormitorios. Ahora se suman otros 189 con 217 camas en total. El nuevo edificio consta de 7.718 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas, incluido un sótano. Lo recorrió ayer la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, junto al director técnico en España de Xior Student Housing, la empresa adjudicataria, Hugo Otero.
La regidora ensalzó la fórmula de la colaboración público-privada que se ha llevado a cabo en este caso, un ejemplo, dijo, de «grandísimo éxito». «La ciudad está en una fase de crecimiento con la atracción de inversiones y se va a necesitar incrementar la capacidad se residencias de estudiantes», destacó. Hizo hincapié en la regeneración económica y social que los nuevos habitantes están llamados a traer a la degradada zona de Pignatelli y en la recuperación de un edificio que está catalogado de interés monumental y del Patrimonio Cultural Aragonés por el valor de las fachadas, las escaleras y de algunas decoraciones.
Su rehabilitación ha sido la más complicada, ya que era el que se encontraba en peor estado debido al paso del tiempo y a los eviden
tes problemas de vandalismo. Mantendrá elementos del antiguo cuartel de Sangenís, como las escaleras, pero ha habido zonas, como las esquinas, que se han construido desde cero. También se han rescatado los falsos techos y las molduras originales, así como las puertas de madera principales o los variopintos suelos cerámicos de finales del siglo XVIII.
Al viejo inmueble se le ha agregado, pero siguiendo la misma visual estética y arquitectónica, una ampliación de nueva construcción en los dos extremos: hacia la plaza de José María Forqué y hacia la calle de La Palma, junto a
unas ruinas que son objeto de protección. «Estamos devolviendo a la vida un cuartel donde antes solo había escombros y basura y que ahora es un edificio moderno totalmente rehabilitado», incidió Chueca. Lo mismo señaló Otero, que añadió que se ha logrado la certificación LEED gracias a las más de 250 placas solares que se han colocado en las cubiertas, con 95 kilovatios de potencia.
Con la fase dos hay también nuevos tipos de habitaciones. Habrá ‘twodios’, triples y compartidas. Las primeras consisten en dos dormitorios con cocina compartida privada para dos, mientras que las segundas, más económicas, dispondrán de tres camas de 90 centímetros con canapés abatibles, escritorio y cajonera y zona de almacenaje. También habrá individual ‘low cost’, ‘standard’, ‘premium’, ‘super premium’, habitación con cocina y sofá, o doble a compartir.
Cluster de habitaciones
No obstante, el concepto más diferente es el de los cluster, una suerte de pisos que agrupan varias habitaciones organizadas en torno a una sala de estar común con cocina y sofá privados.
Los precios de la nueva residencia oscilan entre los 399 y los 899 euros al mes.
Hasta ahora, los estudiantes han podido disfrutar de comedor, lavandería autoservicio, recepción 24 horas, salas de juego, cine y lectura y aparcamientos para bicicletas, una cartera de servicios que se ampliará a la vuelta del verano, cuando podrán acceder también al gimnasio, situado en el nuevo edificio. En este inmueble se ha habilitado también un espacio de reuniones y ‘coworking’ abierto a los vecinos mediante reserva.
La cuota mensual incluye la entrada a todas las instalaciones, así como agua, electricidad, conexión a internet por wifi, limpieza semanal de las habitaciones y cambios, también semanales, de la ropa de cama y las toallas, entre otras prestaciones. Con el edificio de viviendas llegarán, además, apartamentos reservados a investigadores de la Universidad de Zaragoza. Otros se destinarán al ámbito deportivo.