Heraldo de Aragón

El Congreso aprueba hoy la ley de amnistía y abre el vía crucis de su aplicación

El Gobierno y sus socios enmendarán la respuesta del Estado de derecho al ‘procés’, con la duda de si el Supremo trabará el levantamie­nto de la detención de Puigdemont

- LOURDES PÉREZ

La volatilida­d de la política española, sin tiempo para digerir cada una de las sacudidas que la vienen jalonando, ha hecho que el que se preveía como el día D de la legislatur­a –la aprobación definitiva por el Congreso de la ley de amnistía– vaya a consumarse hoy con el foco recolocado allí donde quieren Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en el asalto final, las europeas, del extenuante ciclo electoral: uno, en volver a proyectar la ejecutoria «de éxito» de su Gobierno en casa, pero también en el ámbito exterior con el hito del reconocimi­ento de Palestina, frente a «la derecha y la ultraderec­ha; y el otro, en lo que interpreta como un cerco por presunta corrupción en torno al presidente por las actividade­s de su mujer y el caso Koldo.

En este contexto enfangado –el que se reprochan mutuamente los dos grandes partidos–, la amnistía regresa esta mañana a la Cámara Baja para su refrendo final después de medio año de torblicaci­ón tuosa tramitació­n y entre incógnitas de cómo se encauzará el vía crucis al que se asoma su ejecución; en especial en lo que se refiere al expresiden­te catalán Carles Puigdemont, que vuelve a optar a pilotar la Generalita­t tras las autonómica­s del 12 de mayo y apuesta por retornar a Cataluña como hombre libre para asistir a la sesión de investidur­a. Hoy, el Poder Legislativ­o español, con la mayoría que conforman el PSOE,

Sumar y sus aliados soberanist­as, cruzará el Rubicón que enmienda la actuación del Estado de derecho contra la intentona separatist­a que afrontó su trance más crítico en otoño de 2017.

El tono que tenga el debate, que se verá rematado por una votación por llamamient­o forzada de nuevo por el PP para obligar a retratarse a todos y cada uno de los diputados del PSOE, y el devenir qué tenga la ley a partir de su pueste viernes en el BOE definirán hasta qué punto la exoneració­n del ‘procés’ prolonga la pugna frontal en torno a ella. O dicho de otro modo, hasta qué punto la única ley que el Gobierno parece capaz de sacar adelante esta trabada legislatur­a está amortizada para la ciudadanía en su conjunto y para el electorado que votará en las europeas con el sentir de unas generales. Mientras los socialista­s creen que el triunfo de Salvador Illa en las catalanas del 12-J desactiva en buena medida las reticencia­s hacia el perdón a los independen­tistas, el PP considera que «la impunidad» a que da lugar continúa siendo una bandera política que agitar.

Medio año de tramitació­n

Desde que el PSOE registrara el 13 de noviembre la proposició­n de ley de amnistía con la que ataba el decisivo apoyo de Junts a la investidur­a de Sánchez, el camino seguido por la norma hasta su aprobación se ha asemejado a una yincana. Un trayecto arriscado que podría reproducir­se con la aplicación efectiva, caso a caso, de la nueva legislació­n que dejará sin efectos penales, administra­tivos y contables las actuacione­s ya condenadas o que siguen encausadas entre el 1 de noviembre de 2011 y el citado 13 del mismo mes de 2023. El Gobierno contabiliz­a en 372 los beneficiar­ios del perdón –90 de ellos, policías señalados por las cargas en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017–, una cifra que Junts eleva a 1.400.

La tramitació­n de la norma ha tropezado con las exigencias de los de Puigdemont para intentar blindarla al máximo ante la acción judicial en dos procesos paralelos –la acusación de terrorismo contra el expresiden­te catalán por las movilizaci­ones violentas de Tsunami Democràtic y las investigac­iones de traición al Estado por la llamada trama rusa del ‘procés’– y con el veto de la mayoría absoluta del PP en el Senado. La proposició­n ha recibido nueve informes –de la Cámara Alta, el Congreso, el Consejo del Poder Judicial y la Comisión de Venecia– que mantienen vivas las dudas sobre su constituci­onalidad. Pero el primer test será qué ocurre con la orden de detención e ingreso en prisión que pesa sobre Puigdemont –y que la ley ordena levantar de inmediato– si el Supremo activa una cuestión prejudicia­l ante la justicia europea.

La aprobación de la ley de amnistía necesita mayoría absoluta (al menos 176 diputados) para levantar el veto del Senado. Si no hay sorpresas y prospera, la norma podría salir publicada en el Boletín Oficial del Estado mañana o el sábado para su entrada en vigor.

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