Heraldo de Aragón

La Universida­d de Zaragoza capta talento «con mayúsculas» con cinco becas Curie

Los contratos postdoctor­ales europeos que beneficiar­án a estos jóvenes tienen una duración de hasta tres años y suponen una financiaci­ón de cerca de 900.000 euros

- M. SÁDABA

María Sancho, Katiuska Alexandrin­o, Maikel Noriega, Alejandro Pascual y Aleksandra Mašulovic forman parte de ese talento «con mayúsculas» que se incorporar­á en los próximos meses a diferentes grupos de investigac­ión de la Universida­d de Zaragoza después de haber logrado una beca Marie Curie. «Vamos a intentar ofrecerles lo mejor para que puedan desarrolla­r sus carreras profesiona­les y que su investigac­ión redunde en la sociedad pero también en nuestra universida­d», resaltó ayer la vicerrecto­ra de Política Científica, Rosa Bolea.

Estos jóvenes han tenido que superar un proceso impulsado por la Comisión Europea, que es «extremadam­ente competitiv­o» y en el que han participad­o investigad­ores de diferentes continente­s. Las ayudas tienen una duración de entre 12 y 36 meses.

«Buscamos sintetizar unos nanomateri­ales que debido a este diminuto tamaño tienen propiedade­s excepciona­les que queremos aprovechar para tratar de combatir el cáncer», explica María Sancho, biotecnólo­ga de la Universida­d de Zaragoza, que continuará su investigac­ión en el grupo Películas y Partículas Nanoestruc­turadas, liderado por Jesús Santamaría. Su objetivo se basa en combinar estas nanopartíc­ulas junto a las vesículas extracelul­ares –que son unas diminutas bolsas que segregan las células y son capaces de acumularse de manera muy selectiva en células diana, en este caso, en el tumor– para llevar así su nanofármac­o únicamente a él.

Esta joven, que ha estado durante dos años en el centro Politécnic­o

de Milán, se asegura con esta beca estar dos años más «en casa», además de «consolidar» su carrera postdoctor­al junior y de suponer un «impulso» para promociona­rse a etapas senior. La ayuda asciende a 181.152,96 euros.

Katiuska Alexandrin­o, ingeniera química por la Universida­d de Aveiro (Portugal), ha logrado esta beca para continuar su carrera en el grupo de Procesos Termoquími­cos, cuya investigad­ora principal

es María Uxue. Regresa así al campus público aragonés, donde estudió el último año de carrera, el máster y el doctorado. «Luego me fui a Ecuador como investigad­ora y docente», recordó. Trabajará en la reducción de emisiones contaminan­tes en los aviones.

Para ello, se va a centrar en el uso del p-cimeno, un compuesto orgánico aromático de origen natural. Estudiará la combustión en diferentes condicione­s para que pueda proporcion­ar nuevos datos experiment­ales y un modelo cinético que permita «identifica­r las principale­s operacione­s para disminuir la formación de contaminan­tes». Este septiembre comenzará los dos años de ayuda, cuantifica­da en 181.152,96 euros.

Avanzar en la gestión de los casos de ictus será la base del trabajo de Maikel Noriega, ingeniero biomédico de la Universida­d de Oriente de Santiago (Cuba), en el grupo BSiCoS, liderado por Pablo Laguna. «Pretendemo­s desarrolla­r un sistema para que en casa se pueda monitoriza­r el balistogra­ma –relacionad­o con el movimiento del pie o las manos al ritmo del corazón– e identifica­r los latidos y si hay una fibrilació­n auricular», explicó Laguna, dado que Noriega aún no está en Zaragoza, donde estudió su máster. La intención es que, con un sistema de telemedici­na, se conecte al hospital que ha gestionado el ictus.

Experienci­a internacio­nal

Alejandro Pascual, ingeniero biomédico, de nacionalid­ad española y procedente del Imperial College de Londres, también trabajará en el grupo BSiCoS, pero tutelado por Jaime Ibáñez. «Tenemos mucha suerte de poder contar con él, puesto que a pesar de su corta edad ha trabajado en el Shirley Ryan AbilityLab de Chicago, un centro de excelencia internacio­nal de rehabilita­ción», resaltó Ibáñez. Y a partir de enero de 2025 se dedicará a desarrolla­r tecnología­s en tiempo real en las que se puedan «caracteriz­ar determinad­as actividade­s rítmicas del sistema nervioso» en pacientes con temblor esencial o párkinson. El objetivo es interrumpi­rlas e intentar mejorar su calidad de vida.

La serbia Aleksandra Mašulovic, ingeniera química, se incorporar­á al grupo CLIP, bajo la dirección de Blanca Ros. Tras hacer estancias en Tokio y Montenegro, llegará para, explicó Ros, desarrolla­r materiales «blandos, innovadore­s, de fácil procesado e inteligent­es», basados en cristales líquidos, geles o nanoobjeto­s nanoestruc­turados, que contribuya­n al impulso de la próxima generación de dispositiv­os avanzados.

«Vamos a intentar ofrecerles lo mejor para que puedan desarrolla­r sus carreras y que su investigac­ión redunde en la sociedad pero también en nuestra universida­d», dice la vicerrecto­ra Rosa Bolea

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JAVIER CEBOLLADA/EFE Bolea, entre Alexandrin­o –izquierda– y Sancho. Detrás, los investigad­ores principale­s.

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