Heraldo de Aragón

Nadal avanza sin brillantez

En un irregular estreno en Roma, el tenista español supera al belga Zizou Bergs por 4-6, 6-3 y 6-4 y sigue dando pasos en su puesta a punto para Roland Garros

- ENRIC GARDINER

ROMA. Zizou Bergs se enfrentaba ayer a una titánica tarea en el Masters 1.000 de Roma. Rafa Nadal nunca ha perdido dos partidos consecutiv­os sobre tierra batida. De hecho, ha jugado 112 primeras rondas en torneos de arcilla y solo ha perdido una, ante Juan Carlos Ferrero en 2008, en un partido marcado por unas ampollas que no le permitiero­n competir. Bergs, tras ganar ayer el primer set, se asomó a un horizonte inexplorad­o para cualquier otro tenista en la historia, pero terminó derrotado (4-6, 6-3 y 6-4) ante un Nadal que sigue dando pasos adelante en su puesta a punto para París.

En un Foro Itálico lleno, Nadal completó un partido irregular, muy afectado por el viento, que no le dejaba restar en condicione­s y en el que tampoco sirvió demasiado bien, permitiend­o dos roturas en contra y un total de nueve puntos de ‘break’. Nadal no estuvo brillante, pero sí pragmático para frenar a Bergs, un tenista con mucho más rodaje y forma después de ganar una final de un Challenger, perder otras y pasar la fase previa de este Masters 1.000 de la capital italiana.

Además de los retos ya mencionado­s, Bergs también pudo ser el primer belga en ganar a Nadal

sobre polvo de ladrillo desde que lo lograra Olivier Rochus en Mallorca en 2002, cuando el español tenía 15 años. Dio esa impresión cuando remontó un ‘break’ en contra a Nadal y se apuntó el primer set.

El balear elevó el nivel en la segunda manga, pero no se quitó del todo el sufrimient­o. Tuvo que salvar una bola de ‘break’ para ponerse 4-1 y otra para cerrar el set, y terminó esta con solo siete errores no forzados. Se habían reducido los fallos, pero aún quedaba trabajo por delante, y más cuando Nadal dio el susto al comenzar el tercer set con una caída. El español pisó sobre la línea tras restar una bola de Bergs y patinó, perdiendo el equilibrio y revolcándo­se en la tierra. Se levantó rápido e incluso ganó el punto con una dejada. Una lección más de resilienci­a.

Lejos de la contundenc­ia que le hubiera gustado, el set definitivo no estuvo exento de subidas y bajadas, y Nadal tan pronto pasó de tener pelota para el 4-1 a enfrentars­e a un 0-40 en contra que le hubiera colocado 3-3. Salvar esa situación y un 0-30 con 4-3 fueron los últimos sustos en el irregular partido de Nadal.

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