El cierre de Rafah obliga a los palestinos a huir a zonas masificadas y sin servicios
La operación militar israelí de control del cruce fronterizo con Egipto impide la entrada en Gaza de ayuda humanitaria, denuncia Naciones Unidas
ESTAMBUL. Israel tiene un ojo en Rafah, donde sigue con la operación militar, y el otro en El Cairo, con un equipo negociador que discute el acuerdo de alto el fuego aceptado por Hamás. Los hebreos mantienen cerrado el paso fronterizo con Egipto, la principal puerta de entrada de alimentos y combustible a Gaza, y, aunque informaron de la reapertura de Kerem Shalom, la ONU señaló ayer que no entró mercancía por este cruce en todo el día. Miles de civiles escapan con lo puesto de los enclaves del este en los que los militares realizan sus operaciones y se dirigen a unas ‘zonas seguras’ masificadas y sin servicios mínimos.
Tel Aviv presiona al enemigo con su avance en Rafah y los funcionarios israelíes desplazados a Egipto informaron de que siguen existiendo grandes diferencias entre las partes para poder cerrar un acuerdo que traiga una tregua y el intercambio de cautivos por prisioneros. El punto de fricción más sustancial entre las dos partes se centra en una frase clave que aparece en las propuestas aprobadas tanto por Israel como por Hamás: un camino hacia la «calma sostenible». Los islamistas lo interpretan como un alto el fuego definitivo y la retirada de las tropas enemigas, pero desde la capital hebrea no lo ven así.
La distancia entre Kerem Shalom, cerrado desde el fin semana por un ataque de Hamás que dejó cuatro soldados muertos, y Rafah es de apenas ocho kilómetros y Scott Anderson, funcionario de UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina, señaló que toda la zona «tiene operaciones militares en curso, ha habido continuos bombardeos durante todo el día y no ha entrado combustible ni ayuda en la Franja de Gaza y esto es desastroso para la respuesta humanitaria».
El Ejército hebreo habla de una «operación medida» para acabar con los puntos usados por Hamás para atacar a las tropas, pero el Ministerio de Salud en la Franja dijo que los bombardeos israelíes desde el martes han provocado «un aumento significativo en el número de muertos y heridos en Rafah». Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmaron que «uno de los tres hospitales de Rafah, Al-Najjar, ya no funciona debido a las hostilidades en curso en sus alrededores».
Se desconoce el tiempo que Israel pretende mantener cerrado el paso a Egipto por este cruce esencial para los gazatíes. El diario local Haaretz desveló que las autoridades hebreas persiguen alejar a Hamás del cruce «para evitar el contrabando de armas y otros bienes prohibidos». El plan pasa por «transferir el control a una empresa de seguridad privada estadounidense».
Las organizaciones humanitarias elevan las advertencias sobre el riesgo de un asalto de los militares a una zona con más de un millón de civiles. Desde Médicos Sin Fronteras (MSF), alertaron de que «el impacto de la ofensiva tendrá efectos desastrosos», según declaró Aurélie Godard, responsable médica de la organización en la Franja. MSF recordó que «la ofensiva también va a agravar aún más los daños en el sistema sanitario, que apenas funciona. Como hemos visto en el norte, algunos hospitales dejarán de ser accesibles y corren un alto riesgo de ser atacados o destruidos».