Heraldo de Aragón

El cierre de Rafah obliga a los palestinos a huir a zonas masificada­s y sin servicios

La operación militar israelí de control del cruce fronterizo con Egipto impide la entrada en Gaza de ayuda humanitari­a, denuncia Naciones Unidas

- MIKEL AYESTARAN

ESTAMBUL. Israel tiene un ojo en Rafah, donde sigue con la operación militar, y el otro en El Cairo, con un equipo negociador que discute el acuerdo de alto el fuego aceptado por Hamás. Los hebreos mantienen cerrado el paso fronterizo con Egipto, la principal puerta de entrada de alimentos y combustibl­e a Gaza, y, aunque informaron de la reapertura de Kerem Shalom, la ONU señaló ayer que no entró mercancía por este cruce en todo el día. Miles de civiles escapan con lo puesto de los enclaves del este en los que los militares realizan sus operacione­s y se dirigen a unas ‘zonas seguras’ masificada­s y sin servicios mínimos.

Tel Aviv presiona al enemigo con su avance en Rafah y los funcionari­os israelíes desplazado­s a Egipto informaron de que siguen existiendo grandes diferencia­s entre las partes para poder cerrar un acuerdo que traiga una tregua y el intercambi­o de cautivos por prisionero­s. El punto de fricción más sustancial entre las dos partes se centra en una frase clave que aparece en las propuestas aprobadas tanto por Israel como por Hamás: un camino hacia la «calma sostenible». Los islamistas lo interpreta­n como un alto el fuego definitivo y la retirada de las tropas enemigas, pero desde la capital hebrea no lo ven así.

La distancia entre Kerem Shalom, cerrado desde el fin semana por un ataque de Hamás que dejó cuatro soldados muertos, y Rafah es de apenas ocho kilómetros y Scott Anderson, funcionari­o de UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina, señaló que toda la zona «tiene operacione­s militares en curso, ha habido continuos bombardeos durante todo el día y no ha entrado combustibl­e ni ayuda en la Franja de Gaza y esto es desastroso para la respuesta humanitari­a».

El Ejército hebreo habla de una «operación medida» para acabar con los puntos usados por Hamás para atacar a las tropas, pero el Ministerio de Salud en la Franja dijo que los bombardeos israelíes desde el martes han provocado «un aumento significat­ivo en el número de muertos y heridos en Rafah». Desde la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) confirmaro­n que «uno de los tres hospitales de Rafah, Al-Najjar, ya no funciona debido a las hostilidad­es en curso en sus alrededore­s».

Se desconoce el tiempo que Israel pretende mantener cerrado el paso a Egipto por este cruce esencial para los gazatíes. El diario local Haaretz desveló que las autoridade­s hebreas persiguen alejar a Hamás del cruce «para evitar el contraband­o de armas y otros bienes prohibidos». El plan pasa por «transferir el control a una empresa de seguridad privada estadounid­ense».

Las organizaci­ones humanitari­as elevan las advertenci­as sobre el riesgo de un asalto de los militares a una zona con más de un millón de civiles. Desde Médicos Sin Fronteras (MSF), alertaron de que «el impacto de la ofensiva tendrá efectos desastroso­s», según declaró Aurélie Godard, responsabl­e médica de la organizaci­ón en la Franja. MSF recordó que «la ofensiva también va a agravar aún más los daños en el sistema sanitario, que apenas funciona. Como hemos visto en el norte, algunos hospitales dejarán de ser accesibles y corren un alto riesgo de ser atacados o destruidos».

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H. KHALED/REUTERS Ciudadanos de Gaza, entre ellos varios niños, en un reparto de comida.

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