Heraldo de Aragón

Biden aumenta la presión sobre Israel al bloquear el envío de 3.500 bombas

El presidente de EE. UU. ratifica su apoyo a Netanyahu pero teme el impacto electoral de la ofensiva de Gaza en su país

- MERCEDES GALLEGO

NUEVA YORK. Hay más de 600.000 niños en Rafah, según Unicef. El presidente Joe Biden sabe que una nueva masacre recaerá sobre sus hombros en año electoral. Por eso ha suspendido temporalme­nte el envío de bombas de precisión a Israel, que podrían ser responsabl­es de semejante catástrofe humana y política.

«No podemos tener otros 30.000 palestinos muertos por ir en busca de Hamás», dijo a MSNBC en marzo, cuando rotuló la línea roja que supondría la ofensiva israelí en Rafah. Como le ocurriese a Barack Obama al trazar su línea roja con Siria en torno al uso de armas químicas, al llegar el momento al presidente le tiembla el pulso para hacer valer su amenaza, porque no está preparado para el coste político que supone.

La paralizaci­ón de un envío que incluye 3.500 bombas es «un mensaje» al gobierno de Benjamin Netanyahu. Le avisa así de que está dispuesto a ponerse serio cortándole la ayuda militar, según interpretó el exembajado­r israelí en Washington, Michael Oren, en entrevista con The Wall Street Journal.

Israel, sin embargo, restó importanci­a a la decisión, pese a ser la primera suspensión de un envío de armas desde el 7 de octubre. Confía en la presión que ejerce en el Congreso a través las inversione­s en las campañas de los legislador­es estadounid­enses que hacen los ‘lobbies’ desde la guerra de Yom Kipur en 1973, cuando el American Zionist Committee for Public Affairs fue rebautizad­o como American Israel Public Affairs Committee (Aipac).

Durante los últimos 15 años este poderoso grupo ha respaldado al gobierno ultraderec­hista de Benjamín Netanyahu y planea invertir decenas de millones de dólares este año en las campañas de los candidatos al Congreso, sobre todo de los demócratas, porque son el eslabón más débil y por tanto a los que necesita tener más en el bolsillo.

Eso no le hace perder de vista a los republican­os. El martes, los grupos proisraelí­es se apuntaron una victoria al lograr que el congresist­a republican­o John Hostettler perdiera las primarias de Indiana, pese a ser un aliado de Trump, como también lo es el candidato que ha ganado, Mark Mesmer, gracias al apoyo de las Plataforma­s de Acción Políticas asociadas a la Aipac y a la Coalición Republican­a Judía. Juntas han invertido más de 2.5 millones de dólares para impedir que Hostettler, al que acusan de antisemita por su oposición a la guerra, ganase las elecciones. Se trataba también de una demostraci­ón de fuerza que debe servir de aviso al resto de la clase política en Washington.

Prueba de lo fino que tiene que hilar Biden en su relación con Israel es la airada reacción pública de los senadores, que el martes interrogar­on al secretario de Defensa, Lloyd Austin, durante su comparecen­cia con el subcomité de apropiacio­nes sobre la suspensión del envío de bombas.

«No fueron los israelíes los que empezaron este conflicto. Me preocupa mucho que estemos intentando controlar la forma en la que Israel utiliza su derecho a defenderse de los grupos terrorista­s respaldado­s por Irán», le amonestó la senadora Susan Collins, la moderada del ala republican­a que más cruza filas para votar con los demócratas.

Proteger a los civiles

El jefe del Pentágono le aseguró que el envío no se ha cancelado, sino que se reiniciará una vez que Israel proporcion­e un plan viable para proteger al más de un millón de civiles de Rafah. «Solo queremos asegurarno­s de que hemos visto un plan para trasladar a esos civiles fuera del campo de batalla antes de que se ejecute ningún tipo de operación de combate terrestre», explicó.

Austin sostiene que Israel no necesita bombas tan potentes para esa operación en una zona de alta densidad civil, en la que el uso de semejantes armas «podría causar mucho daño colateral». La noticia se había filtrado antes de que la Casa Blanca notificase al Congreso su decisión. Nadie descarta que haya sido una filtración interesada para seguir jugando la complicada estrategia de contentar a proisraelí­es y propalesti­nos.

Las encuestas revelan que el sentimient­o a favor de los gazatíes aumenta entre los demócratas, cada vez más divididos en este tema, justo cuando Biden necesita la unidad de su partido para unas elecciones que se anticipan muy ajustadas. Según una encuesta de la Universida­d de Quinnipiac realizada en abril, el 48% de los demócratas simpatizan más con los palestinos que con los israelíes, en comparació­n al 38% que reflejaba una encuesta de Gallup de marzo, donde ya se registraba un incremento de once puntos con respecto a 2023.

Las protestas estudianti­les han disparado ese cambio de actitud, que sin duda se verá agravada por una nueva masacre en Rafah. Biden está empatado en las encuestas con su rival Donald Trump y no puede permitirse perder el apoyo de los jóvenes, por mucho que sea el sector demográfic­o más ausente en las urnas. La idea de que la política exterior no tiene mayor influencia en los votantes estadounid­enses empieza a resquebraj­arse bajo la presión de un movimiento estudianti­l que no se había visto desde Vietnam.

 ?? EJÉRCITO DE ISRAEL/AFP ?? Soldados israelíes toman posiciones estratégic­as para controlar Rafah y su paso fronterizo.
EJÉRCITO DE ISRAEL/AFP Soldados israelíes toman posiciones estratégic­as para controlar Rafah y su paso fronterizo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain