Sumar y los socios del Ejecutivo se debaten entre el «apoyo total» y los cálculos electorales
Esquerra, Bildu y el BNG avanzan su apoyo a una cuestión de confianza, mientras el PNV y Junts urgen a Sánchez a desvelar su decisión
sino sobre cómo se encontraba el presidente y la forma en que podíamos ayudarlo», afirmó ayer la vicepresidenta.
El relato emocional de 2016
MADRID. La decisión de Pedro Sánchez de replantear su futuro como presidente ha dejado en fuera de juego a todo espectro político que comparten Sumar y los socios parlamentarios de investidura. Pasado el sobresalto inicial, las primeras reacciones llegaron acompañadas del inevitable cálculo electoral. Especialmente en Sumar, partido que comparte Consejo de Ministros con el PSOE y cuyas estructuras son muy sensibles a los vaivenes del presidente, sobre todo en un «momento difícil» como el actual, reconocía su líder, Yolanda Díaz, en el mensaje con el que mandaba «total apoyo al presidente»; la única vez que se ha pronunciado al respecto en las últimas horas.
Las organizaciones que componen la coalición magenta se debaten entre un sentimiento agridulce. Respaldan al dirigente socialista y se identifican con lo que interpretan como «el acoso de la derecha» a él y a su familia, pero también están molestos al entender que un adelanto electoral pondría en peligro el actual Gobierno y su programa político. «Lo fundamental es sacar la agenda del Gobierno de coalición», defendió ayer el portavoz de IU en el Congreso, Enrique Santiago, al tiempo que trató de explicar esta contradicción alertando de las posibles consecuencias para el Gobierno y sus aliados: «No sabemos lo que va a ocurrir. Es una decisión muy personal. Pero si a consecuencia de esta fraudulenta utilización de la justicia consiguen sus objetivos, hacer dimitir a los responsables políticos, la democracia entraría en una grave crisis».
Los de Díaz ya fueron muy críticos con la decisión de Sánchez de prorrogar los Presupuestos de 2024, un movimiento que consideraron como «un retroceso» en la legislatura. También se revolvieron por no haber sido informados de la decisión con antelación, una cuestión que se ha convertido en un pleito constante entre PSOE y Sumar desde la formación de Gobierno. Entre sus filas
los socialistas obtendrían 40 diputados en el Parlament, siete más que en los comicios de 2021. Junts, con entre 28 y 30 escaños, superaría a ERC, que obtendría 27 o 28. Los de Puigdemont cosechan en la encuesta un porcentaje de voto inferior al de los republicanos, casi dos puntos menos, pero se benefician del sistema electoral catalán en el que las provincias de Girona, Lleida y Tarragona cobra fuerza como opción más «lógica» que Sánchez se decante por la vía de la cuestión de confianza. Diversas fuentes del socio minoritario de la coalición opinan, «desde la prudencia», que se inclinará por descartar su dimisión o convocar elecciones anticipadas. Tampoco creen que ceda el testigo a otro cargo del PSOE.
Movilización ciudadana
En esa línea, su portavoz en el Congreso, Íñigo Errejón, defendió ayer en diversas entrevistas en radio y televisión la «necesidad» de una movilización «política y ciudadana en defensa de la democracia», al tiempo que rechazó que la cuestión del «acoso» competa solo al PSOE.
En la gama de colores políticos que respaldaron la investidura, Esquerra, EH Bildu y el BNG cerraron filas en torno a Sánchez. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, pidió al dirigente socialista no someterse a una cuestión de confianza porque «la crisis no es con sus socios», sino «plantar cara a la ultraderecha». En todo caso, los republicanos la apoyarán si finalmente se da esa circunstancia.
El PNV y Junts hicieron lo propio con algo más de reservas. Los nacionalistas vascos apelaron al presidente a acelerar la toma de su decisión, mientras que el expresidente catalán, Carles Puigdemont, sugirió que Sánchez, si su carta no es un mero «movimiento táctico», «siempre puede presentar una cuestión de confianza y aclarar todas las dudas». Eso sí, no adelantó su voto y recalcó que los suyos no van a ser «un flotador del PSOE». están sobrerrepresentadas en la Cámara autonómica en detrimento de Barcelona, la más poblada. De darse estos resultados, el independentismo no alcanzaría la mayoría absoluta situada en 68 escaños en el Parlament. Sí lo harían el PSC y Esquerra, que incluso podrían no necesitar pactar con Comuns Sumar. La de los socialistas y republicanos aflora como la única fórmula viable de Gobierno.