El imprevisto que ha permitido castigar un reguero de ‘simpas’ en gasolineras
Primera pena de cárcel para un joven que se dedicaba a robar matrículas para repostar sin pasar por caja
ZARAGOZA. Al joven de Zaragoza que ideó un sistema para llenar el depósito de combustible sin pasar por caja dejando un reguero de ‘simpas’ en varias gasolineras de la provincia acaban de girarle la primera ‘factura’. Y viene con intereses. Porque solo los dos tiques que dejó de abonar en una estación de servicio de la localidad zaragozana de La Muela le van a salir por 1.631 euros y un año de prisión, condena que le ha impuesto un juez por uno de los juicios que tenía pendientes. Pero no será el último, ya que las cámaras de seguridad le cazaron usando la misma técnica en otros establecimientos de Aragón y Cataluña.
El acusado, identificado como R. O. M., tenía 27 años en el verano de 2022, cuando logró un trabajo en el polígono Centrovía de La Muela. Su madre le consiguió un vehículo mediante un contrato de ‘leasing’, pero como por aquel entonces el precio de la gasolina estaba por las nubes, el hijo decidió tirar de ingenio para no sacar la billetera. Hasta que le falló el pegamento o lo que quisiera que usase para colocar una matrícula robada sobre la suya.
Gracias a las grabaciones de la gasolinera de La Muela donde hizo dos ‘simpas’, la Guardia Civil descubrió que el encausado, vecino del barrio de Valdespartera, hurtaba placas de coches aparcados en la calle para evitar ser identificado. Pero ni siquiera se molestaba en quitar las matrículas originales, simplemente colocaba las robadas encima cada vez que tenía que repostar. Sin embargo, con tanto quita y pega, un día se le cayó la placa trasera y quedó a la vista parte de la verdadera.
Cazado por las cámaras
Como recuerda ahora la titular del Juzgado de lo Penal número 5 de Zaragoza, aquel contratiempo se produjo sobre las 19.14 del 27 de julio de 2022, después de que R. O. M. echara 85 euros de gasolina en su Seat Ateca. Se fue sin pagar, por lo que el responsable de la estación de servicio tuvo que interponer la correspondiente denuncia. Y al examinar las imágenes, los investigadores comprobaron que las matrículas superpuestas correspondían a un Renault Kadjar, cuyo propietario había denunciado días antes la sustracción.
Las cámaras habían grabado parte de la matrícula original, por lo que la Guardia Civil buscó si esos números aparecían en las placas de algún Seat Ateca azul. Así fue como los agentes dieron con la madre del ahora condenado, titular en el contrato de arrendamiento del coche. Pero no era ella quien lo conducía aquel día, ni tampoco el 16 de agosto de 2022, cuando se fue de la misma gasolinera sin abonar otros 86 euros.
Según la sentencia, en las grabaciones se veía que la persona que iba al volante estos dos días era «un joven de raza negra, con pelo corto, de idénticas características que el encausado». Por ello, y aunque la Guardia Civil no llegó a hacer un estudio de identificación facial, un «razonamiento lógico» lleva a la juez a concluir que el autor de ambos ‘simpas’ fue R. O. M., al que ahora condena por dos delitos de falsedad documental y otros dos delitos leves de estafa.
Según los atestados de la Guardia Civil, la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra, los ‘simpas’ conocidos del encausado oscilaron entre los 11,79 euros en una gasolinera de Puerto Venecia y los 86 en la estación de La Muela, donde encima optó por el combustible más caro.
La policía autonómica catalana también imputa al joven los hechos ocurridos en otra estación de Cepsa del municipio tarraconés de Vilaverd, de donde supuestamente se marchó sin desembolsar 83,43 euros. A una empleada le dio tiempo a apuntar la matrícula trasera, que no se correspondía con la placa original.
Tras esta primera condena, R. O. M., tiene pendiente un segundo juicio por los hechos ocurridos en Puerto Venecia, por los que la Fiscalía pide un año y medio de cárcel, pena a la que añade 2.360 euros en multas más las indemnizaciones. intervención. La promotora, A2O Gestión, está a la espera de que Endesa active la luz para poder entregar los pisos.
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Tras los andamios se escondían murallas y pozos de la época romana, monedas de hace muchos siglos, restos arqueológicos... Hallazgos que hicieron que la construcción se demorase mucho más de lo previsto.