Sánchez dice que reconocer a Palestina es «de sentido común»
La última vez que su enfrentamiento pareció llegar a un punto de no retorno fue hace sólo tres años, en 2021, cuando Tel Aviv y Teherán se acusaron de ataques en el golfo de Omán y el mar Rojo, respectivamente, contra barcos de su propiedad.
Estados Unidos desplegó ayer más tropas en la región y su presidente, Joe Biden, interrumpió su fin de semana en Delaware, donde tiene su casa particular, para regresar a Washington y «consultar con su equipo de seguridad nacional sobre los acontecimientos de Oriente Medio», explicó la Casa Blanca. El mandatario ha repetido en los últimos días su apoyo «férreo» a Netanyahu ante las reiteradas advertencias de la república islámica. También Israel se pronunció ayer en esa línea al asegurar su ministro de Defensa, Yoav Galant, que se «vigila de cerca» –con el monitoreo del espacio aéreo– un ataque «planificado» por parte de Teherán y sus aliados, que llegó ya de noche. Hezbolá, uno de los grupos afines al régimen persa, sufrió precisamente un bombardeo por parte del ejército hebreo contra uno de sus grandes complejos en el sur de Líbano horas antes.
Apoyo «inquebrantable»
El enfrentamiento entre Israel e Irán lleva décadas cultivándose, casi siempre en la sombra. Fue en 1979, con la revolución islámica que llevó a los ayatolás al poder persa y acabó con el imperio de los shas, cuando la cordialidad entre ambas naciones saltó por los aires y Teherán pasó también de ser uno de los principales aliados de Washington en Oriente Medio a marcarlo como uno de sus grandes enemigos. El «gran Satán» le llama. Ayer, la Casa Blanca le recordó que «la captura de un buque civil sin provocación previa es una flagrante violación del Derecho Internacional», en referencia al episodio del estrecho de Ormuz, y ofreció a Tel Aviv su «apoyo inquebrantable» para defenderse de las posibles represalias del régimen iraní.
Daniel Hagari, portavoz del ejército hebreo, retrató ayer la angustiosa cuenta atrás que vive el país desde entonces. En una intervención televisada comunicó que todas las fuerzas armadas se encuentran en máxima «alerta» y que docenas de aviones militares «están ya en el cielo». La población no es ajena al delicado escenario y entre las últimas medidas aprobadas por el Ejecutivo de Netanyahu ante la amenaza iraní que afectan a los civiles destacan la limitación del aforo en las reuniones al aire libre a un millar de personas, la clausura de las playas y la suspensión de la actividad educativa y de los viajes escolares programados para los próximos días, cuando además se celebra el Pesaj (la Pascua judía, a partir del lunes 22).
La preocupación se extiende asimismo por la comunidad internacional, que esta semana intensificaba los contactos diplomáticos con Teherán para evitar un nuevo conflicto, con cierres de embajadas en la capital persa o la recomendación de no visitar la región que emitieron Rusia y Francia y a la que se sumaron ayer Canadá o Alemania. El consejero del líder supremo de Irán, Yahya Rahim Safavi, no ocultó su satisfacción por la situación: «Desde hace una semana, los sionistas están en estado de pánico total y en alerta. Tanto ellos como sus aliados están aterrorizados».
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, defendió ayer el reconocimiento mutuo de Israel y Palestina como «solución de paz, de puro sentido común». En un mitin del PSE en San Sebastián,
un día después de sumar a los primeros ministros de Noruega e Irlanda a su propuesta, subrayó que se trata de una iniciativa «conforme a la legalidad internacional, pese a lo que diga Aznar», quien hace unos días aseguraba que el Estado palestino «no existe».
El líder de los socialistas afirmó