El equipo volvió ayer de Huelva junto a la afición en un vuelo chárter
debutaban en el torneo, apenas ofrecía atisbos de fragilidad. El Casademont se aferraba como podía a un encuentro al que todavía no le había perdido la cara, pese a las numerosas adversidades. A dos minutos del descanso, Pointer con un triple y Diallo en la pintura acercaron al equipo aragonés (35-27).
Las reinas de la Copa pudieron acercarse incluso más, pero el aro escupió el lanzamiento de Vega Gimeno desde más allá del arco. Este fue, con diferencia, el momento clave del encuentro, ya que el Valencia demostró a España en menos de 120 segundos por qué es uno de los mejores equipos de Europa. Pasó de poder estar solo cinco arriba a despedir el segundo cuarto con 17 puntos de renta. En un abrir y cerrar de ojos, dos triples de Leticia Romero catapultaron a las de Burgos hacia la victoria.
Valencia dinamita la final
En este escenario, parecía evidente que el tercer cuarto podía resultar definitorio. ¿Conseguiría el Casademont meterse en el
La plantilla del Casademont Zaragoza regresó ayer a última hora a la capital después de un largo viaje de vuelta. Las jugadoras y el cuerpo técnico abandonaron Huelva pasadas las 15.30 en un autobús que les llevó hasta el aeropuerto de Sevilla. Una vez en la capital hispalense, toda la expedición se subió al vuelo chárter que había organizado el club para volar hasta Zaragoza.
En el avión, además de la plantilla y el cuerpo técnico, estaban también cerca de 150 aficionados que apoyaron al equipo durante todo el torneo en Huelva. Como ya ocurrió a la salida del pabellón Carolina Marín, los gestos de afecto, ánimo y apoyo fueron constantes hacia las jugadoras de Carlos Cantero, que regresaron visiblemente cansadas. encuentro o, por el contrario, el Valencia terminaría de certificar el triunfo? Las de Burgos, como en los primeros compases, activaron el ‘modo apisonadora’ y comparecieron dispuestas a dinamitar la final.
Fingall por dentro, Romero por fuera… Las naranjas eran un vendaval de baloncesto imposible de detener, que ya mandaba por más de 20 puntos de ventaja en el ecuador del tercer cuarto (58-35). Poco a poco, el pabellón Carolina Marín comenzó a tornarse en una fiesta valenciana, mientras la afición aragonesa aceptaba con resignación la realidad. «Zaragoza nunca se rinde», gritaban los hinchas, tratando de levantar a unas jugadoras completamente extenuadas.
El último acto apenas tuvo historia. El Casademont Zaragoza compitió con orgullo hasta el bocinazo final ante un rival que no levantó el pie del acelerador en ningún momento. Una de las noticias más preocupantes llegó a cinco minutos del final, cuando Leticia Romero, la mejor jugadora de la final (19 puntos,