MAGDALENA LASALA «La poesía es puente que conecta la experiencia humana con la memoria del mundo»
ESCRITORA. PUBLICA EL POEMARIO ‘EL AMOR, LA VIDA Y TÚ’
El amor, en el fondo y en la superficie, es el gran tema de su poesía. ¿Qué busca ahí, qué matices, qué emociones, qué imágenes a través de su libro ‘El amor, la vida y tú’, que publica Olifante?
Está construido como un viaje por tres etapas como conceptos esenciales para mí, Vida, Muerte y Amor, que planteo como un eterno ciclo de búsqueda, experimentación y resurrección, para seguir preguntando y encontrar la respuesta en un solo nombre, un ‘Tú’ que concentra la explicación, el origen, el símbolo y destino del viaje iniciático inevitable y anhelado a la vez, que es el conocimiento.
¿Qué ha sido más determinante en ese poemario, ‘El Cantar de los Cantares’ o ‘El amor, las mujeres y la vida’, de Benedetti, y qué le habrían dado los dos?
‘El Cantar de los Cantares’ es referente eterno, misterio, irreverencia, esoterismo inconfesable y estudio inacabable, todo a la vez para mí, sí… Pero en este poemario, su título ‘El amor, la vida y tú’, título juega a completar una trilogía con el título ‘El amor, las mujeres y la vida’ de Mario Benedetti, al que admiro profundamente, y que a su vez replicaba el título de la obra ‘El amor, las mujeres y la muerte’, del filósofo Arthur Schopenhauer, que marcó un sentido del pensamiento llamado a ser provocación para abrir otras puertas.
Este es uno de sus libros más obsesivos en cuanto a la temática y a los poemas, y a la vez más libres: juega mucho, con la forma, con los versos, con las repeticiones, con los énfasis, con las enumeraciones. Desde el punto de vista formal y de la experimentación, ¿qué quería hacer?
Ritmo. La base formal de los poemas es el ritmo interno, jugar con el verso que no parece verso, incidir en símbolos, imágenes y conceptos que se concentran en palabras que son una vibración especial, un algo que conecta el interior del alma con la respuesta que se halla a nuestro alcance, aunque no podemos reconocerla todavía.
El libro aborda la plenitud del amor, pero también de las sombras. ¿En cuáles quería incidir: cierta imposibilidad, la pérdida, la ausencia, esa casa a la que no será fácil regresar?
La vivencia del amor pleno es un viaje iniciático del alma hacia el conocimiento y la trascendencia. Todas las emociones, experiencias, detalles, ya sean luces o sombras, forman parte de lo que debe ser descubierto para comprender los misterios que envuelve la existencia. Parto de elementos comunes, reconocibles o incluso cotidianos para entrever esa otra lectura de la realidad que nos permite superarla, e incluso entenderla como necesaria para realizar nuestra misión existencial.
Da la sensación de que el amor de los sujetos poéticos tiene mucho de clandestinidad. ¿Es eso también un estímulo de la pasión, o solo es un recurso literario?
La verdadera poesía para un lector es como un «espejo que siempre dice la verdad», la verdad de uno mismo, de quien hace ese poema suyo, y donde proyecta su propia experiencia, búsqueda, fantasía o descubrimiento. La poesía es puente que conecta la experiencia humana con la memoria del mundo, donde está todo. Y el poeta es ese barquero que viaja de una a otra orilla y pone en comunicación las dos dimensiones de nos habitan.
En la primera parte hay un poema central o totalizador: ‘Amarte’. ¿Es una celebración y a la vez un inventario de las paradojas del amor?
Este poema es la expresión del viaje y el deslumbramiento por descubrir la meta y el secreto a la vez. Es la concentración de lo experimentado al tiempo que se estaba anhelando.
En la segunda parte escribe: «yo / viendo la marca de mi beso / en tu piel». ¿Cuál es el lugar del cuerpo, de la voluptuosidad y del deseo en el libro?
Partir de lo concreto a lo indefinido, llegar a la sugerencia como inspiración de lo que cada cual debe descubrir o percibir. El poeta sólo es un intermediario entre la vivencia de lo corporal y la trascendencia que aguarda al que lee el poema.
¿Cómo entiende ese ‘Tú’ poético, qué es? ¿El amante, la poesía misma, el lenguaje, la necesidad de la confidencia, la presencia de una ausencia?
La tercera parte del poemario, ese ‘Tú’ final, es lo que explica, concentra y justifica el viaje emprendido desde el amor y la vida, como una necesidad de comprender metafísicamente.
«Te amo amor vulnerado de amor». Hay muchos juegos de palabras así. ¿Es el amor el juego más fascinante e inacabable de la vida?
Es en realidad lo único que puede explicar y compensar la existencia.
Hay un poco de melancolía, de despedida. «Nos envuelven imágenes indelebles de un reencuentro final». Y en otro poema: «Un largo beso al otro lado del umbral del mediodía nos sigue esperando». ¿Ha cambiado en algo con la modernidad, la realidad virtual y la IA nuestra percepción del amor?
No puedo saberlo, no estudio la IA. En este poemario hablo de conceptos vivos, carnales y trascendentales a la vez, el amor, la vida, la muerte, y el otro como espejo del descubrimiento turbador y extraordinario al mismo tiempo. Son conceptos muy humanos todavía. que ama, recelosa por el ambiente alrededor. La película habla de lo que se disemina a través de las creencias religiosas para remitir con sugerencia a lo que hay por encima (y por debajo) de la política y la guerra, al poder verdadero en las sombras que influye mientras teje sus hilos. Los detalles que el desarrollo se come son lo de menos, sobre todo al pensar en los viajes encima de los gusanos de arena, en la fuerza del tramo en blanco y negro, en la arenga clave o en la resolución.
‘DUNE: PARTE II’ ★★★★
Director : Denis Villeneuve. Música: Hans Zimmer. Intérpretes: Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson, Javier Bardem, Austin Butler, Josh Brolin, Florence Pugh, Stellan Skarsgard, Dave Bautista, Christopher Walken, Léa Seydoux.
Ciencia ficción, 166 minutos. Estados Unidos, 2024.