El equipo guardó ayer descanso y viaja hoy a Turquía
ZARAGOZA. «Esto no para», dice la canción de Kase O. que se escucha a menudo en los descansos del pabellón Príncipe Felipe. Esas tres palabras son más verdad que nunca para el Casademont femenino que lleva unas semanas de mucho desgaste concatenando partidos de la Euroliga y la competición doméstica. Ayer, por fin, las jugadoras de Carlos Cantero disfrutaron de un día de descanso, que seguro que les supo a poco porque esta misma mañana la maquinaria vuelve a ponerse en marcha de cara al trascendental partido del miércoles en Turquía contra el Cukurova: Casademont está a sólo 40 minutos de –quién sabe– disputar una ‘final four’.
El equipo viaja hoy a Barcelona y desde el aeropuerto del Prat saldrá hacia tierras turcas. El desplazamiento no es sencillo, pero la expedición confía en poder entrenar el martes, un día antes de la finalísima, ya en el parqué del Mersin Stadium.
Cantero se mostraba ayer muy satisfecho con la victoria en San Sebastián, sobre todo, porque había conseguido un triunfo haciendo rotaciones y permitiendo que baluartes como Diallo o Atkinson no disputaran un solo minuto. «El del IDK era un partido envenenado porque llegábamos con las fuerzas justas y con la cabeza en Turquía», dijo el entrenador tras el partido, que agradeció cómo la ‘marea roja’ desplazada hasta la capital guipuzcoana les despidió al grito de «sí se puede» en referencia a la final contra las otomanas.
Cantero ya advirtió la semana pasada de que son conscientes de que en Mersin les espera un ambiente hostil y de que la afición turca hará del pabellón un infierno para las zaragozanas. Es la pista turca, en temporadas pasadas, ya se han visto comportamientos antideportivos en la grada, como el lanzamiento de botellas a las jugadoras rivales. «Es algo que nadie quiere vivir, espero que la seguridad sea la adecuada», dijo Cantero.