El calendario eleva su exigencia con la visita al José Zorrilla
La cuestión es de capacidad. De cuánta capacidad de aguante tenga el vaso de la paciencia zaragocista. De momento, ayer cayó otra gota en el vaso de la indignación. El descenso sigue a siete puntos, y de la promoción ya ni nos acordamos ni, visto el oprobio de ayer, tampoco merece la pena acordarse. Gota a gota, el vaso ya amenazó en desbordarse en Villarreal. Gota a gota, cualquier día se desbordará.
Parecía una broma la historia con esto de que la mayor ovación de la tarde se la había llevado un niño que en el intermedio acertó con el carro de la compra de Carrefour instalado sobre la portería del Fondo Norte. El ‘speaker’, David García, le puso emoción y el chavalico, sin ninguna duda, se acercó bastante más al gol que todo el Real Zaragoza. Lo que vino después fue peor. Murphy se vistió de Jon Morcillo, y la tostada..., ¡ay, la tostada!, menuda tostada nos espera. Si no pudimos con el Amorebieta, cómo para ganarle al Valladolid o al Espanyol…
Después de solicitar en Villarreal el cese de Velázquez e incluso de rogar un tiro a puerta, el personal compareció tranquilo en La Romareda. Ya decimos que el asunto va de capacidad, y las aguantaderas del zaragocismo son enormes. Apenas hubo pitos en el arranque. Sí hubo un recuerdo en la camiseta para Borge, un minuto de silencio para la zurda mágica de Andreas Brehme y 90 minutos de sopor antes del añadido drama final, precisamente en el tiempo añadido.
Hicieron el saque de honor Naiara y Juanjo, de Operación Triunfo. En verdad, fue el único triunfo aragonés en la tarde de ayer. Otro partido plomizo de un equipo sin carácter que solo transmite desconfianza. Así compareció un Zaragoza más preocupado en no equivocarse que en jugar.
Tras perder ayer con el Amorebieta, colista de la Segunda División, el calendario aumenta notablemente su dificultad: el Zaragoza se medirá ahora con el Valladolid, un sólido aspirante al ascenso de categoría, en el encuentro correspondiente a la trigésima jornada. El duelo está programado para el sábado, 9 de marzo, y será un examen definitivo para Velázquez.
El conjunto pucelano se alinea actualmente en la quinta posición de tabla, tras haber sumado 45 puntos en los 29 encuentros disputados. Y se presentará herido a la cita, ya que ayer perdió en el campo del Andorra, penúltimo clasificado, lastrado por su mala primera mitad (2-1). El Valladolid, en este sentido, se adelantó en el marcador con un tanto de Boyorno, a la media hora de juego, pero encajó dos goles en la recta final para estirar aún más su negativa racha como visitantes: son más de tres meses sin ganar fuera de casa. Eso sí, en casa contabiliza 9 triunfos, 3 empates y dos únicas derrotas en 14 partidos.