La Ribera Baja se mantiene en tensión y confía en que los daños se limiten a los cultivos
ZARAGOZA. La crecida del Ebro, que pasó ayer por Zaragoza con un caudal de 1.633 metros cúbicos por segundo y cinco metros de altura, no ha causado graves afecciones. Así lo explicaron la consejera de Presidencia, Interior y Cultura, Tomasa Hernández, y el director general de Interior y Emergencias, Miguel Ángel Clavero, tras presidir en la sede del centro de emergencias 112 Aragón una reunión del Centro de Coordinación Operativa (Cecop). Allí se decidió mantener el nivel 2 de emergencia para facilitar la coordinación. «En la Ribera Baja se tomarán precauciones, pero hay que estar tranquilo porque está todo controlado», indicó Hernández.
La consejera explicó que la crecida del Ebro ha sido «relativamente normal» y extraordinaria, y añadió que el pico estaba ayer pasando por la capital. Clavero confirmó que en la Ribera Alta el Ebro ya está en descenso en todos los aforos de la CHE, y que el puesto de mando avanzado, que estaba en Luceni, pasaría por la tarde a la Ribera Baja, a Pina de Ebro, donde tenían previsto coordinarse los efectivos que siguen activos para atender cualquier incidencia.
«Los efectivos se encargarán de la vigilancia de motas y cualquier intervención urgente. Son unas cien personas», detalló Clavero. Será la CHE quien decida si es una crecida ordinaria o extraordinaria. En el Cecop preocupan las afecciones a los ciudadanos y sus bienes. «Con caudales por encima de los 1.500 metros cúbicos por segundo se inundan campos, parques y riberas, y hay que tener la seguridad de que los ciudadanos
ZARAGOZA. Los alcaldes de la Ribera Baja siguieron ayer con «preocupación sobrellevada» la evolución de la crecida del Ebro. En Gelsa, el río superaba por la tarde los 1.500 metros cúbicos por segundo. «Aunque la punta no ha llegado, el caudal está ya muy alto. En Quinto podemos estar en los 1.600 m³/s», apuntó su alcalde, Jesús Morales, que consideró que «con esa altura o un poco más no debería haber problemas», más allá de filtraciones puntuales en campos. «La clave está en que las motas no se rompan y que la zona de inundación de Pina funcione. Si se controla ahí, no habrá mayores incidencias», agregó.
«Habrá que ver también cómo va bajando. Posiblemente tendremos 1.000 metros cúbicos por segundo durante toda la semana. Aquí no va tan rápido como en Castejón. En esta zona se suma también el Gállego, aunque no lleva más de 40 m³/s», añadió.
Esta vez no fue necesario reforzar las motas. En Pina se revisaron por precaución y en Villafranca, el río rompió una. «El agua está entrando y ya no pueden acceder las máquinas. Regará zonas de cultivo, aunque estamos más tranquilos que otras veces», confirmó su regidora, Volga Ramírez.
La Ribera Baja tenía previsto vivir las horas más críticas esta pasada madrugada. La previsión es que la punta alcance Gelsa esta mañana para ser absorbida por el embalse de Mequinenza, que, con Ribarroja y Flix, están laminando el episodio y manteniendo un caudal estabilizado en el bajo Ebro de unos 900 m³/s. Desde la CHE avisaron de que las precipitaciones previstas podrán dar lugar a nuevos repuntes de caudal en los afluentes de la margen izquierda del Ebro entre su cabecera y el Gállego. «Pero todos serán bastante menores que los de este último episodio», señalaron.