«Cada vez es más difícil competir»
de expositores que el año anterior, al encontrarse el sector en plena transformación y haberse producido tras la pandemia una desaceleración en ventas. En la Feria del Mueble se celebrará el día 13 el V Encuentro internacional Contract Aragón, que organiza Arex, sobre el sector de equipamiento hotelero, que está suponiendo una gran oportunidad para empresas aragonesas. Es el caso de Manuel Larraga, que exporta el 70% de sus muebles tapizados a hoteles de todo el mundo de NH, Radisson, Vincci, Marriot o Hilton.
Alejandro Larraga, hijo de los fundadores de esta empresa familiar que fabrica y diseña mueble tapizado, reconoce que «el mercado nacional está complicado y hay que luchar mucho y con unos márgenes muy ajustados». Además, «se da la circunstancia de que en pandemia hubo un repunte muy fuerte del mercado hogar y ahora está un poco parado». Sin embargo como la mayor cifra de negocio la tienen en el exterior, han podido seguir creciendo, explica, gracias a «sacar modelos nuevos continuamente». Como su ADN es la producción propia, tienen que formar a profesionales «Los necesitamos», subraya, «para ofrecer cada vez más producto a la medida y así diferenciarnos».
«Año tras año se nota mayor presión en los costes operativos, pero en nuestros casos las ventas en 2023 fueron mayores que en 2022», señala por su parte Nacho Rey, CEO en Rey Corporación, que superó los 100 millones de facturación y que ha podido seguir creciendo gracias a su capacidad de adaptación. Para junio, adelanta, tendrán lista la reorganización integral de su tienda emblemática en la calle Bilbao. «Ya no se visitará por secciones sino por marcas y estilos de vida: ‘urban’, ‘nature’, ‘nórdico’, etc.», apunta.
Con más de 70 tiendas franquiciadas en toda España, «cada vez compramos más al mercado nacional, a los proveedores que quedan», confiesa, a la vez que hace autocrítica por haber permitido que caiga la industria del mueble que había en Aragón. Hace 20 años, recuerda, «marcas extranjeras como Ikea o Conforama representaban un porcentaje muy pequeño del mercado, pero ahora se comen la mayor parte». También entona el ‘mea culpa’ y «eso que nosotros fuimos dentro de lo mal que se hizo, de los mejores, a la hora de reaccionar y acomodarnos a lo que pedía el nuevo cliente».
Barbed defiende los buenos proveedores españoles con los que trabajan, entre ellos el aragonés Ramiro Tarazona, aunque «cada vez queden menos», y alerta del problema que tiene el sector para encontrar montadores de muebles, tapiceros o ebanistas. «No hay gente con oficio. Si quieres conseguir uno bueno lo tienes que traer de fuera », incide el empresario Guillermo Bolea.
INNOVACIÓN Y TECNOLOGÍA. Mariano Barbed reconoce que la venta ‘online’ de muebles se está comiendo ya el 20% de cuota de mercado y que las tiendas físicas tendrán futuro en la medida en que sepan dar un valor añadido y que el cliente perciba que no está comprando solo el muebl, sino algo más, como el servicio de atención en tienda, en el montaje o en decoración. «Vender un conjunto y no el mueble por sí solo. Si no, no seremos competitivos», advierte.
Al frente de Acomza y de Muebles Barbed, la empresa familiar fundada por su abuelo, asegura que la forma de mantenerte en el sector es «intentar anticiparte a lo que viene, visitar muchas ferias y usar toda la tecnología a tu alcance, así como programas de gestión digital y también realidad virtual para dar un servicio cada vez más personalizado y que el cliente lo perciba». Sobre si han recuperado la cifra de negocio de antes de la
CRECER EN EXPORTACIÓN. Fundada Muebles Bolea en 1964 por José María Bolea, esta empresa familiar aragonesa –cuyo legado han mantenido tres de sus cuatro hijos– ha pasado por buenos y malos momentos. Desde 2010, el nieto, junto a su padre y su tío, la dirigen. Es un negocio que ha pasado por muy buenos momentos, desde participaciones en las mejores ferias mundiales (Milán, Colonia o el Reino Unido), colaboraciones en series tan vistas como Velvet y amueblamiento de casas de famosos, recuerda Gillermo Bolea, a «otros muy malos como concursos de acreedores y despidos de grandes profesionales por crisis del sector que han sacudido gravemente al mueble».
Bolea reconoce que «el sector lleva décadas en crisis», y aunque «hubo un repunte post-covid hemos vuelto otra vez a esa crisis perenne que azota a este sector». Critica que con «los inpandemia, responde que sí, pero que lo que no van a recobrar es la cifra de antes de 2008: «Eso fue otra historia que no se va a repetir». Ahora lo que necesita el sector del mueble, añade, es una línea de ayudas para que la gente joven pueda acceder a la vivienda y le queden recursos para poder amueblarla. «El envejecimiento de la población, la crementos de las materias primas, los costes laborales y la competencia de fuera de Europa cada vez sea más complicado competir con precios irrisorios de empresas extranjeras donde la calidad brilla por su ausencia pero el precio final es su atractivo». Así las cosas, lo que pide en nombre del sector son «más dificultad económica de los jóvenes y la tendencia cada vez mayor a las viviendas unipersonales nos sitúa en un escenario de bajo crecimiento», confiesa. Por eso, aboga por más medidas de apoyo como la aplicación del IVA reducido (10%) para la adquisición de mobiliario para obra nueva, la promoción de planes Renove o la desgravación fiscal ayudas públicas a la hora de participar en ferias internacionales, donde puedan promocionar más la marca España y que de alguna manera se ‘eduque’ al cliente final para que apueste por el producto español y sienta orgullo de comprar un mueble hecho aquí». Años atrás, la firma que representa llegó a tener tres tiendas por compra de muebles como sucede en Italia. Además, reclama desde Acomza ayudas a la formación y contratación de parados ya que «están desapareciendo los montadores de muebles; los pocos que salen de la FP los contratan las grandes empresas y el comercio de proximidad», dice, «se queda sin mano de obra cualificada». en la capital aragonesa y otra en Jaca así como varias en España, pero a día de hoy lo tienen todo centralizado en una sola tienda en Zaragoza, sita en la calle Santa Teresa. Con algún cliente importante en Bélgica, Bolea asegura que su mercado es sobre todo nacional, pero querría crecer en exportación.