Héctor Manrique, profesor del campus de Teruel, desvela que la sofisticación del cerebro en la pubertad diferencia al ser humano del chimpancé
La clave que diferencia la capacidad mental de un humano de la de un chimpancé está en la adolescencia. Según sostiene el profesor del campus universitario de Teruel Héctor Manrique en un artículo que acaba de publicar la revista científica ‘Neuroscience and Biobehavioral Reviews’, en los humanos, el tamaño del cerebro deja de crecer a los 7 años, al igual que ocurre con otros primates próximos, pero, a diferencia de estos, durante toda la etapa de la adolescencia el cerebro del ser humano mejora la conectividad entre sus distintas partes debido al desarrollo de la «materia blanca» que refuerza las conexiones. Este proceso, inexistente en otros primates, progresa en las personas hasta los 25 años y constituye su principal elemento diferencial en cuanto a capacidad mental.
Manrique, profesor de Magisterio y Psicología en Teruel, firma su artículo con otros dos expertos en neurociencia, el paleoantropólogo Michael Walker, de la Universidad de Murcia, y Dwight Read, catedrático en la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos). Estos investigadores señalan que la prolongada mejora de las capacidades cerebrales durante la adolescencia refuerza la «memoria de trabajo», un elemento clave para determinar la inteligencia al mejorar la gestión de la información recibida. Esta herramienta cerebral permite, por ejemplo, recurrir a reglas nemotécnicas para fijar conocimientos –el acrónimo «chon» para recordar Carbono, Hidrógeno, Oxígeno y Nitrógeno, los elementos más comunes en los seres vivos–.
Héctor Manrique añade que, de su tesis, se desprende que «las medidas tradicionales del volumen del cráneo no son fiables para determinar las capacidades cognitivas de los humanos ancestrales». «Lo que primó en términos de adaptación al ambiente –sostiene– no fue un aumento en capacidad de almacenar información, sino de gestionarla de forma más eficiente».
La mejora prolongada de la conectividad y de la memoria en los hombres y mujeres es, además, el elemento distintivo de su cerebro respecto del de otros parientes cercanos a nivel evolutivo. «En otros primates, incluyendo el chimpancé, no existe tal adolescencia y el cerebro