«No tenemos médico todos los días y se necesita carné para acudir a Nuévalos»
CAMPILLO DE ARAGÓN. José Luis Andreu tiene siempre abierta la puerta del despacho médico de Campillo de Aragón. Valenciano de origen, lleva más de una década trabajando en el entorno de Calatayud desde que acabó su etapa como residente y el último año y medio es uno de los profesionales que prestan servicio en la zona que coordina el centro de salud de Alhama de Aragón. En su caso, acude a Cimballa, Llumes y Abanto, además de estar en Campillo los martes y los viernes y de atender en ocasiones en el punto de atención continuada de Nuévalos.
«Para las especialidades, como trauma o dermatología, sí que la gente tiene que bajar a Calatayud. A Nuévalos también tienen que acudir algunas veces, por ejemplo, para las extracciones, porque aquí tenemos lo más básico. Pero también es verdad que la enfermera a quien no puede ir a Nuévalos le saca sangre aquí», explica Andreu.
Inma Moreno, responsable de la tienda de la localidad y que sigue trabajando a sus 73 años, hace su balance: «No tenemos médico todos los días, pero nos facilitan todo y es de agradecer». Cuenta que para acudir a Nuévalos «o tienes carné de conducir y coche o te tienes que apañar para que te lleven». Recuerda que hace unos años se cayó y su pareja la tuvo que llevar casi a media noche: «Me di un golpe en el ojo, pero, anda, para bajar por esta carretera», reconoce. «Si no puede mi marido, pues tendría que buscarme cómo ir», explica. Esta situación es lo habitual en zonas rurales como Campillo: «Mucha gente es mayor y aunque algunos conservan el carné, otros ya no».
Al problema de la dispersión, el facultativo suma otro: la digitalización. «Yo subo, aunque no haya citas, porque las personas más mayores no pueden cogerlas por internet», puntualiza. Para cubrir esas posibles consultas que surjan, él acude los martes de 11.30 hasta casi las dos de la tarde y los viernes desde las 9.30 a las 11.30. «Lo positivo de zonas así es que respecto a una zona urbana donde he llegado a pasar 50 consultas, aquí tienes muchas menos y puedes hacerlas más tranquilamente y hacerlas mejor, porque no acabas saturado», remarca.
En el bar, José Javier Muñoz, un vecino, apunta a una distorsión que ocurre en muchos pequeños municipios: «En invierno vivimos muchos menos de los empadronados, pero en verano pasa al revés y se multiplica la población, pero muchos no trasladan la cartilla». A su juicio, «el mayor problema es la carretera que tenemos», incide. Es la A-202 que entre el Monasterio de Piedra y el límite provincial es una vía en la que apenas caben dos coches, con infinidad de curvas cerradas y de mala visibilidad y en la que son habituales los accidentes.