Heraldo de Aragón

El plan de Netanyahu para la futura Gaza incluye seguridad israelí y el fin de la UNRWA

El proyecto de posguerra obvia el Estado palestino y aboga por una Franja desmilitar­izada y en manos de «funcionari­os locales» sin vínculos con el terrorismo

- M. REGO

MADRID. Benjamín Netanyahu se había limitado en estos cuatro meses y medio de guerra contra Hamás a hablar de objetivos a corto plazo, de presente, con la liberación de los rehenes y la desaparici­ón de cualquier rastro del movimiento islamista como sus grandes obsesiones. Pero ahora piensa ya en el día después de un conflicto que, según las autoridade­s de la Franja, ha causado más de 29.500 muertos entre los gazatíes. Eso se desprende, al menos, del plan para Gaza tras la ofensiva que el primer ministro israelí presentó el jueves por la noche a su gabinete de guerra y que este viernes se hizo público. El texto habla de la desmilitar­ización total del enclave, su administra­ción por parte de personas sin vínculos con «el terrorismo» y el cierre de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que lleva semanas envuelta en polémica por la supuesta implicació­n de varios de sus empleados en los sangriento­s ataques del 7 de octubre. De la Autoridad Palestina, o de su posible papel en ese futuro, no aparece ni línea en el documento.

El plan promovido por Netanyahu carece de fechas. La idea es que se ponga en marcha cuando acabe un conflicto que no parece tener fin y menos en este momento cuando el Gobierno israelí amenaza con atacar Rafah, la única puerta de salida de la guerra que tenían los palestinos, durante el Ramadán, que comenzará el 10 de marzo. El documento, sin embargo, supone el primer pronunciam­ento de Netanyahu y su equipo en este tiempo sobre el futuro de la Franja tras la ofensiva. Entonces, con las tropas hebreas ya retiradas, el enclave pasaría a estar en manos de «funcionari­os locales» con «experienci­a administra­tiva» y sin lazos con «países o entidades que apoyen el terrorismo». No lo recoge expresamen­te el documento pero de esta manera Tel Aviv podría dejar fuera de esa gestión a Esados como Irán o Catar, uno de los refugios de los líderes de Hamás, por su entrega de fondos a diferencia­s grupos palestinos.

Esa nueva administra­ción de Gaza, eso sí, no cerraría la puerta a la intervenci­ón de Israel en el enclave. El plan abunda en que el ejército hebreo tendría libertad para operar en la zona con el fin de «evitar el resurgimie­nto de actividade­s terrorista­s» así que la retirada de sus tropas una vez termine la ofensiva sería relativa. Y eso que el texto publicado este viernes por la Oficina del Primer Ministro insiste en la «completa desmilitar­ización» de la Franja tras la guerra «incluso más allá de lo necesario para mantener el orden público». Con ese objetivo, el Gobierno de Netanyahu plantea asimismo un programa integral para la «desradical­ización» de todas las institucio­nes religiosas y educativas presentes en la Franja y también de cualquier proyecto social que se desarrolle en este territorio. En ese contexto -era previsible- no tendría razón de ser la UNRWA, sentenciad­a de muerte por el Ejecutivo israelí desde hace años. La agencia dependient­e de la ONU, con los fondos de más de una decena de países suspendido­s tras desvelarse su supuesta implicació­n en el 7 de octubre, pasaría a la historia y sería reemplazad­a por «organizaci­ones internacio­nales de ayuda humanitari­a responsabl­es». El texto no da nombres.

Una ‘zona tapón’

Las intencione­s de Bibi para una Franja arrasada, que incluyen también la creación de una ‘zona tapón’ o de seguridad en el enclave, que ha comenzado ya con la demolición de edificios a un kilómetro de la frontera, generó un reguero de críticas nada más conocerse. En primer lugar porque va en contra de los planes presentado­s por la Administra­ción Biden, apoyo fundamenta­l de Tel Aviv hasta ahora, y también porque supondría «perpetuar la ocupación israelí y evitar el establecim­iento de un Estado palestino», según denunció Nabil abú Rudeina, portavoz de la presidenci­a de la Autoridad Palestina. El día después ideado por Israel demuestra el «rechazo» del primer ministro hacia ese doble Estado.

«Gaza sólo será parte de un Estado palestino con Jerusalén como capital», advirtió el portavoz de Mahmud Abbás, convencido de que cualquier otro plan «está destinado al fracaso». «Nunca tendrá éxito», sentenció Hamás. Tampoco gustó, en este caso en El Cairo, que teme una violación de su soberanía, que el documento contemple una «valla sur» en la frontera entre la Franja y Egipto para intentar controlar el tráfico de bienes por este punto, el único del enclave que no limita con Israel. El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, reconoció este viernes no haber leído el proyecto de Netanyahu pero avisó de que la «reocupació­n» no puede ser una opción.

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REUTERS Ahmed Azam lleva el cuerpo de su hijo Muhanad, que murió en un ataque israelí, al hospital Al Aqsa de Gaza.

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