Heraldo de Aragón

Asperger Aragón cumple 20 años con el reto de favorecer el acceso al mercado laboral

El colectivo reconoce que se ha avanzado mucho, «pero aún queda mucho camino por recorrer»

- S. C. E. PÉREZ BERIAIN

ZARAGOZA. Hoy se celebra el Día Internacio­nal del Síndrome de Asperger, una fecha clave para recordar las reivindica­ciones de los afectados, que pasan por contar con el apoyo suficiente y las herramient­as adecuadas para su día a día y, sobre todo, para su acceso al mercado laboral, dada la elevada tasa de paro que se observa.

La Asociación Asperger Aragón, que celebró ayer 20 años de actividad y reúne a 320 familias, nació con el objetivo de ayudar, orientar y promover el reconocimi­ento de las personas con este síndrome, recordó su presidente, Rafael Calvo. Solo el año pasado atendió más de 700 demandas de informació­n y orientació­n.

La sede de la asociación, en el paseo de Longares de Zaragoza, acogió un reconocimi­ento a quienes facilitan la creación de la entidad, así como a quienes la han impulsado y a las propias familias que la han hecho posible: Eduardo Guillén, como primer presidente; María Frontera y Ramón Cuesta, por su apoyo en su creación, y Pedro Ruiz, jefe del servicio de Psiquiatrí­a del Clínico, por su labor de asesoramie­nto. También hubo un recuerdo para la primera junta que acompañó a Guillén, compuesta por Francisco Casanova, Pablo Lavilla, Esperanza Lázaro, Yolanda Miguel y Cristina Vega –ya fallecida–, y para otras personas muy ligadas a la puesta en funcionami­ento de las actividade­s de los grupos de habilidade­s sociales, ocio y tiempo libre.

El presidente de Asperger Aragón destacó el relevante papel de la asociación en poner un «foco» en las personas Asperger/TEA y «en sus fortalezas y dificultad­es, que son a menudo invisibles»: «Es cada archivo que ha pasado por sus manos, o ‘Rain Man’.

Por eso, en el día internacio­nal del Asperger que se celebra hoy pide que nadie se sienta incómodo ni tenga miedo a acercarse a ellos y darles la oportunida­d de conocerlos. «Cada uno somos un mundo, una historia, como cualquier persona, por eso es importante hablar de tú a tú, plano contraplan­o, como en las películas, y escuchar lo que cada uno tenga que contar», asegura.

Guillermo aún se pone nervioso cuando recuerda el acoso que sufrió en el colegio, prefiere no hablar de él. De sí mismo dice que «controlar las emociones» y «las relaciones sociales» son su «talón de Aquiles» y en su día a día no se lleva bien «con la incertidum­bre y los cambios». El confinamie­nto, aunque podía salir a la calle, y la pandemia de covid le marcaron demasiado y siente que aún no se ha recuperado del todo de «ese tiempo de barbecho». justo admitir que este avance se ha producido, pero con frecuencia se transmite una imagen edulcorada que dista mucho de la realidad».

En este sentido, indicó que «es indispensa­ble contar con los apoyos necesarios tanto en las etapas tempranas como durante su trayecto por el sistema educativo, pero sobre todo en el acceso al empleo», el gran ‘handicap’ con que cuenta el colectivo, ya que las tasas de paro son muy elevadas. En este sentido, el presidente hizo un llamamient­o a institucio­nes, empresas y administra­ciones para que refuercen su implicació­n para ayudar a las personas con este síndrome y a sus familias: «Hemos avanzado, pero nos queda todavía mucho camino por recorrer».

¿Qué es este síndrome?

El doctor José Luis Peña, neuropedia­tra y jefe de sección de las consultas externas del Hospital Infantil, explicó que el síndrome se considera un autismo de alto funcionami­ento: «Son niños que tienen capacidad de lenguaje verbal y de aprender y ser autónomo. Poseen un lenguaje verbal que suele ser bueno, a veces brillante, pero no siempre con una intención comunicati­va, no tienen habilidad para establecer relaciones sociales, ni se les da bien el deporte».

En ocasiones les cuesta entender las bromas y los dobles sentidos. «Pueden tener habilidade­s académicas correctas, aunque en ocasiones en el colegio pueden aburrirse si no son temas de su interés, tienen tendencia a ser más movidos o a reaccionar de forma impulsiva cuando las cosas no son como ellos creen que deberían ser», resumió el neuropedia­tra del Hospital Miguel Servet. Y tienen, en general, una gran memoria visual, así como intereses restringid­os, que pueden ser muy variados.

Por la consulta de Neuropedia­tría del Servet han pasado, desde su creación en mayo de 1990, más de 300 niños a los que se les ha diagnostic­ado con este síndrome.

Para el doctor Peña, hay veces que «los progenitor­es o algún familiar directo pueden tener algún rasgo Asperger y el comportami­ento del niño no llama tanto la atención». De hecho, es cuando acude al cole cuando los profesores suelen detectar lo que ocurre. «Hay más Asperger de lo que creemos», indicó.

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TONI GALÁN Guillermo Pardo ante la sede de la Asociación Asperger Aragón.

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