Indonesia elige como presidente a un militar acusado de violar los derechos humanos
Prabowo Subianto vence con un gran margen, pese a su participación en la dictadura de Suharto, en las elecciones del cuarto país más poblado del mundo
MADRID. Indonesia, la tercera mayor democracia del mundo, celebró ayer sus elecciones presidenciales, las más grandes del mundo en un único día, y eligió a Prabowo Subianto para dirigir al país. En un proceso único en el mundo, donde además de al jefe de Estado los 205 millones de votantes designaron a más de 20.000 cargos de todo el archipiélago de 17.000 islas entre 259.000 candidatos, el que fuera militar durante la dictadura de Suharto (de 1967 a 1998) no ha necesitado una segunda vuelta para ganar.
Pese a que los resultados finales puedan llegar a tardar semanas, está claro que ha arrasado al sumar alrededor del 60% de votos frente a sus dos rivales principales. Su pasado turbio como hombre fuerte del Ejército no tuvo finalmente incidencia. «Todos los escrutinios provisionales indican que hemos ganado en la primera ronda. Esta victoria debe ser de todos los indonesios», celebró Subianto, para después pedir tranquilidad hasta que finalice el recuento definitivo.
El exmilitar cogerá el relevo de Widodo, quien le apoyó de manera no oficial durante la carrera electoral, y se convertirá en el presidente del cuarto país más poblado del mundo, con 280 millones de personas, en su mayoría musulmanas, y protagonista de una economía al alza debido a sus exportaciones de carbón, aceite de palma y petróleo.
Marcado por la dictadura Subianto, de 72 años, se enfrenta a la legislatura acusado de violar derechos humanos. Nacido en 1951, proviene de una familia rica que hizo fortuna durante la dictadura. El BNI, principal banco de la nación, fue fundado por su abuelo, y su hermano es un influyente empresario, destacado en la lista de los hombres más ricos de Asia, según la revista Forbes.
En 1970 inició su carrera militar y estuvo al frente de grupos de operaciones especiales con Suharto. Fue formado en Estados Unidos y participó en la ocupación y represión de Timor Oriental. Tras la dictadura fue expulsado de la Armada por supervisar secuestros de activistas prodemocráticos y ser el responsable de masacres en la provincia separatista. Pese a las denuncias, nunca fue juzgado.
Pasó tras su carrera militar al mundo de los negocios, para posteriormente volver al poder como ministro de Defensa bajo el mando de Widodo, quien esta vez no pudo presentarse a las elecciones porque la ley de Indonesia no permite optar a la reelección tras dos legislaturas consecutivas.
El voto joven
Una de las principales causas de la victoria de Subianto ha sido la importancia del voto joven. Durante toda la campaña ha sido favorito porque ha sabido limpiar su imagen. Gracias a TikTok y al hecho de que en los colegios no se estudie la dictadura de Suharto ha podido vender la imagen de un señor agradable.
Los menores de 40 años representan más de la mitad de los posibles votos en el país asiático, lo que les ha convertido en el bloque más codiciado de estos comicios. Las encuestas desvelaron que este grupo está preocupado por la economía, el empleo, la corrupción y la educación. Estos temas han sido tratados por el exmilitar junto a bailes y sonrisas durante sus comparecencias grabadas para las redes sociales. Los más jóvenes ven en él un perfil bondadoso, lejos de lo que representa su pasado.
Pese a esta imagen, se espera que sea más firme frente a las acciones marítimas de China, con el fin de colocar a Indonesia como un actor relevante en materia de seguridad mundial. Además, realizará todo lo posible para tener un papel destacado en las instituciones globales, tanto en los foros internacionales como en el G20 o en las cumbres del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
Por otra parte, tras haber elogiado la alianza entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia para fabricar submarinos, durante su carrera por la presidencia afirmó que iba a tratar de mantener relaciones tanto con Washington, como con Pekín, al tiempo que abogó por un mayor equilibrio diplomático.