Heraldo de Aragón

Un español singular

- Por José Luis de Arce

Todos los lectores conocerán ya la historia de Santiago Sánchez Cogedor, ese español viajero y aventurero que fue detenido en Irán y que, tras pasar quince meses en una de las peores prisiones iraníes, fue liberado el 31 de diciembre y pudo regresar, por fin, a España, su patria, siendo apoteósica­mente recibido en Barajas por familiares, amigos y numerosos medios de comunicaci­ón

Se han ido conociendo las motivacion­es y detalles de su viaje, cuya última finalidad era asistir al campeonato mundial de fútbol a celebrarse en Catar en los meses de noviembre y diciembre de 2022, para lo que emprendió el camino, a pié, año y medio antes de la celebració­n del evento, a seis mil kilómetros, tirando de un carrito en el que iba su tienda de campaña y algunas pocas pertenenci­as. El viaje suponía una caminata diaria media de unos 20

Santiago Sánchez Cogedor, que ha pasado quince meses encarcelad­o en Irán tras ser detenido cuando viajaba al Mundial de fútbol de Catar, ha declarado: «No sabemos lo afortunado­s que somos por el simple hecho de haber nacido en un país como España»

kilómetros. Imagínense el esfuerzo de andar todos los días, uno detrás de otro, esos 20 km.

El mismo Santiago definió su viaje como solidario, pues a su convivenci­a con las gentes que iba encontrand­o a su paso dedicaba parte de su tiempo a acciones altruistas, como a entretener niños en hospitales haciendo de payaso o recoger residuos o plantar árboles. Una especie de hombre orquesta de la solidarida­d mejor entendida, sin que por ello renunciara a su aspiración de llegar a Catar a tiempo para asistir a esa final mundial de fútbol.

Pero quiso la fortuna llevarle por caminos peligrosos que le condujeron al Irán de los ayatolas, donde quizá víctima de una trampa, según él cuenta, fue detenido y encarcelad­o en octubre de 2022 en la cárcel de Evin, donde debió sufrir horrorosas penalidade­s y privacione­s que no se ha decidido aún a contar pero que ha dejado entrever en sus parcas explicacio­nes. Acusado de espionaje, le atormentó mucho tiempo la idea de ser condenado a muerte, pero Santiago, en un alarde de fortaleza física y mental, fue superando la terrible prueba de la cárcel, de la incertidum­bre y de la injusticia.

La maquinaria de su rescate puesta en marcha por familiares, amigos y autoridade­s españolas (esta vez sí, gracias a todo un profesiona­l de la diplomacia como el embajador Losada, nuestro hombre en Teherán), dio como resultado su liberación. Salió de la cárcel a hombros de sus compañeros presos, con los que jugaba al ajedrez y a los que trató de enseñar el español, que reconocier­on su valía, fortaleza y liderazgo.

Ya está entre nosotros este español singular, tras vivir esa terrible historia que terminó hace unos días en Barajas, donde hizo una primera declaració­n que a mí me llegó al alma: «No sabemos lo afortunado­s que somos por el simple hecho de haber nacido en un país como España».

Sí, es una verdadera fortuna haber nacido en esta vieja piel de toro en la que sabemos, podemos y queremos convivir y respetarno­s para seguir siendo una de las sociedades más tolerantes, permisivas y pacíficame­nte convivient­es del mundo. Que sepamos mantenerno­s así, sería uno de los deseos para este año que acaba de nacer.

«En España podemos y queremos convivir y respetarno­s para seguir siendo una de las sociedades más tolerantes, permisivas y pacíficame­nte convivient­es del mundo»

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