Ola de cambios directivos en energía
Numerosas empresas del sector energético han anunciado en los últimos meses cambios relevantes al frente de sus cúpulas directivas. Como si se tratara de una epidemia, han ido sustituyendo a unos primeros ejecutivos por otros, o sencillamente han repartido poder, creando la figura de consejero delegado. Los cambios han sido tan numerosos y rápidos que merece una reflexión de lo que está pasando. ¿Es normal? Aparentemente, cuando un mercado se ve sometido a fuertes tensiones, como ha ocurriendo recientemente con el sector energético, sus empresas se ven afectadas y tratan de adaptarse. El recambio de la dirección suele ser uno de los mecanismos más fáciles y rápidos de adaptación al entorno. En el caso del tsunami de cambios directivos que sacude ahora al sector energético coinciden otros factores, como si se tratara de la tormenta perfecta. En los dos últimos años, el sector energético ha vivido cambios históricos, algunos inimaginables hace apenas un lustro. El problema no son los cambios en sí mismos, sino la velocidad de vértigo a la que han ocurrido. El sector los ha tenido que ir digiriendo tan rápido que se ha atragantado. La guerra de Rusia contra Ucrania literalmente rompió el mercado gasista en Europa, desembocando en una escalada de precios energéticos que no se veía desde la crisis del petróleo de los años setenta del pasado siglo. Ese nuevo escenario aceleró el desarrollo masivo de renovables y de mecanismos de producción eléctrica como el autoconsumo, lo que derivó en un crecimiento alocado de proyectos y en la sobrecapacidad y exceso de producción. Esta carrera llevó a morir de éxito. El fuerte despliegue de renovables y su entrada en operación en el mercado abarató de forma tan drástica los precios que terminó dejándolos a cero en numerosas horas del día, lo que a su vez derivó en una salvaje competencia entre renovables. La nueva hornada de directivos, a diferencia de los ejecutivos clásicos de la energía, tendrá que lidiar con una situación en la que la transformación es crónica y donde ya no existe un modelo empresarial cierto a seguir.