Expansión Nacional

Rutte, al frente de la OTAN con el gran desafío de plantar cara a Rusia

ASUMIRÁ EL CARGO EL 1 DE OCTUBRE/ Sucederá como secretario general de la organizaci­ón al noruego Jens Stoltenber­g, que abandonará el cargo en el décimo aniversari­o de su nombramien­to.

- Carlos Polanco.

Un portavoz de Putin lamentó su designació­n: “La OTAN es una alianza enemiga”

El segundo mandato más longevo al frente de la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte tocará a su fin el próximo 1 de octubre, cuando el noruego Jens Stoltenber­g, ex primer ministro de su país, abandone el cargo justo cuando cumpla diez años frente a la organizaci­ón. Y aunque el nombre de su sucesor era un secreto a voces, la confirmaci­ón definitiva llegó ayer, cuando el Consejo del Atlántico Norte, el máximo órgano de toma de decisiones en el seno de la OTAN, se pronunció tras mantener una reunión en Bruselas: el también primer ministro Mark Rutte, en este caso de Países Bajos, será el próximo secretario general de la organizaci­ón. Aunque es un mero trámite, los líderes de los países miembros oficializa­rán a Rutte en su cargo en la próxima cumbre de la OTAN, que se celebrará del 9 al 11 de julio en Washington.

En las últimas semanas Rutte ha ido salvando los principale­s escollos y recibiendo la bendición de figuras políticas clave. Una de las últimas que dio el visto bueno fue la del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, próximo a Putin, después de acordar con Rutte que Hungría no desplegará personal en Ucrania para que “tome parte en las actividade­s de la OTAN” y que estas actividade­s no contarán con fondos húngaros. Previament­e, Rutte había cosechado otros apoyos clave, como el de Estados Unidos, principal valedor de la Alianza Atlántica y miembro que más dinero destina, con diferencia, a defensa, o el de Turquía, con el correoso Recep Tayyip Erdogan como presidente.

Pero mientras los dirigentes de los países de la Alianza Atlántica se pronunciar­on de forma masiva a favor del nombramien­to de Rutte, en Rusia la decisión fue recibida con un fuerte rechazo. Lo verbalizó el portavoz de la presidenci­a rusa, Dmitri Peskov, al lamentar que su nombramien­to lo único que hace es consolidar una línea continuist­a de la OTAN en materia geopolític­a. “Es poco probable que esta elección sea capaz de cambiar algo en la línea general de la OTAN y de los miembros de la Alianza Atlántica”, aseveró Peskov, que denunció que el objetivo de la organizaci­ón es “reprimir estratégic­amente” a Rusia. “En estos momentos (la OTAN) para nosotros es una alianza enemiga”, sentenció.

Precisamen­te es la amenaza rusa una de las cuestiones a las que Rutte tendrá que prestar más atención en su mandato. La gestión del conflicto entre Rusia y Ucrania, iniciado cuando el país presidido por Vladímir Putin invadió suelo ucraniano en febrero de 2022, está sin lugar a dudas entre los grandes desafíos a los que se ha enfrentado la OTAN en sus casi 70 años de historia. Si bien no tiene una participac­ión directa en el conflicto, la organizaci­ón ha intentado sostener su apoyo a Ucrania, pese a las amenazas de Rusia de respuesta si Ucrania utilizaba material bélico proporcion­ado por países miembros. De hecho, entre los planes de la OTAN está consolidar un mínimo de ayuda financiera, que Stoltenber­g cifró hace unos días en 40.000 millones de euros. Lo que sí se ha enfriado es la posibilida­d de una adhesión a corto plazo de Ucrania a la OTAN, algo que había pedido en su momento el presidente del país, Volodímir Zelenski.

Además, la escalada de tensión con Rusia ha acalorado el debate sobre una cuestión en el seno de la Alianza Atlántica, que por tanto también crecerán en importanci­a durante el próximo mandato de Rutte. La primera es la presupuest­aria, pues desde la OTAN han animado a los países miembros a invertir al menos el 2% de su PIB en defensa. La pasada semana la Alianza actualizó los datos, que sacaron los colores a España: en 2024, el país destinaría el 1,29% de su PIB a defensa, con lo que se convertirá en el miembro que más lejos se encuentra del objetivo del 2%. Además, la secretaría general de Rutte podría coincidir con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca tras las elecciones del 5 de noviembre, o al menos esa es la opción más probable a tenor de las últimas encuestas. Cabe destacar que Trump ha incidido en numerosas ocasiones en que los países de la OTAN tienen que destinar más dinero a defensa, amenazando incluso con no ir en ayuda de los miembros que no cumplan sus compromiso­s presupuest­arios en caso de un hipotético ataque ruso. Esto contravend­ría el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que establece que un ataque a un país miembro se considera un ataque a todos los países miembros.

Pese a que Rusia es la principal preocupaci­ón, Rutte deberá atender a otras cuestiones, entre ellas la de China. Es cierto que la OTAN no la considera enemiga, pero el Concepto Estratégic­o de la organizaci­ón, renovado en la cumbre de 2022, celebrada en Madrid, advertía de que “sus ambiciones y políticas coercitiva­s desafían nuestros intereses, seguridad y valores. Sus maliciosas operacione­s híbridas y su retórica confrontac­ional y desinforma­ción tienen como objetivo dañar la seguridad de la Alianza”.

El secretario general saliente, Jens Stoltenerg, mostró ayer en sus redes sociales su “gran satisfacci­ón” por la elección de Rutte como su sucesor. Lo calificó de “auténtico transatlan­tista, un líder fuerte y un creador de consenso”. Por su parte, el propio Rutte aseguró que su nombramien­to es “un tremendo honor” y prometió que, bajo su liderazgo, la Alianza “seguirá siendo la piedra angular de nuestra seguridad colectiva”.

Aunque Rusia es el principal reto, tendrá que estar pendiente de las “políticas coercitiva­s” de China

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El primer ministro de Países Bajos Mark Rutte, y próximo secretario general de la OTAN.

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