Volkswagen se pone al día con Rivian
Las empresas tradicionales de industrias que están viviendo una revolución, como el petróleo y el gas o la automoción, se están quedando atrás. Tienen que hacer la “transición” a tecnologías nuevas y verdes. Sin embargo, éstas están muy lejos de lo que conocen; las empresas nativas digitales han sido las más rápidas en despegar. Dado lo difícil que les resultará a las compañías tradicionales superar a unos rivales sin equipaje, una opción es comprarlos.
Eso es, al menos, lo que parece haber concluido Volkswagen. El fabricante europeo de automóviles ha anunciado una inversión inicial de 1.000 millones de dólares (935 millones de euros) en el capital de Rivian, a los que se sumarán otros 4.000 millones antes de 2026 siempre que se cumplan los hitos financieros y operativos. De esta cantidad, 2.000 millones de dólares se destinarán a nuevas inyecciones de capital en el fabricante estadounidense de vehículos eléctricos y 2.000 millones a una empresa conjunta centrada en el software. A cambio, Rivian aportará su tecnología probada como base para los productos de la empresa conjunta, que se distribuirán en las carteras de vehículos eléctricos de ambas empresas.
Desde el punto de vista estratégico, el acuerdo permite a Volkswagen salir de un aprieto. A medida que el mundo hace la transición a los vehículos eléctricos, el software –para asistir a los conductores, optimizar el rendimiento del vehículo y conectar el coche con el teléfono, los mapas y las aplicaciones– será la razón por la que los clientes se decanten por un coche u otro.
Convertir a los fabricantes de automóviles tradicionales de empresas de ingeniería en grupos tecnológicos supone un reto, por decirlo suavemente. Sólo hay que fijarse en los resultados de Cariad, la división de software de Volkswagen, donde los retrasos en los productos impidieron el lanzamiento de nuevos modelos, y que registró pérdidas operativas de 2.400 millones de euros en 2023.
Pagar por la tecnología probada de un competidor puede ser una mejor apuesta. La mejor evidencia de ello es la decisión de la UE de imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos. En la medida en que esto ralentice su llegada a Europa, los fabricantes nacionales dispondrán tan solo de una pequeña ventana de oportunidad para ponerse al día.
El momento también tiene sentido. Los fabricantes de vehículos eléctricos se han topado con un bache en el camino, ya que la ralentización del crecimiento de la demanda ha castigado sus valoraciones. Antes del anuncio de VW, las acciones de Rivian cotizaban a entre 10 y 11 dólares, lo que contrasta con los 78 dólares de su OPV en 2021. Una valoración tan baja también reflejaba el déficit de financiación del grupo estadounidense, que las inversiones de VW ayudarán a cubrir. De hecho, las acciones de Rivian subieron un 30% tras el anuncio.
El acuerdo plantea riesgos. Las acciones de Volkswagen cayeron un 2,7% el miércoles, probablemente porque la empresa recortó sus previsiones para el flujo de caja libre como parte del acuerdo. La empresa aún no ha reducido sus planes de inversión orgánica, lo que sugiere un riesgo de duplicación. Sin embargo, en tiempos cada vez más difíciles para las empresas tradicionales con abundante efectivo, viajar con rivales más ágiles es un intento de acelerar su transformación.