Sánchez pierde, gana España
El resultado de las elecciones europeas es claro: el PP de Feijóo ha ganado en España las elecciones al Parlamento Europeo por cuatro puntos y dos diputados, que es un margen mayor del que parece, pues recordemos que sólo se repartían sesenta y un diputados, con lo que la distancia en escaños que Feijóo le ha sacado a Sánchez es de un 10% (22 diputados populares por 20 socialistas). El PP sube nueve escaños –venciendo en 13 CCAA y Ceuta y Melilla– y el PSOE baja uno respecto a 2019, al tiempo que la suma del centro-derecha consigue la mayoría absoluta de los escaños, con 31 (PP: 22; Vox: 6; Alvise: 3). Por tanto, el PP ha ganado con claridad, el centro-derecha ha conseguido la mayoría absoluta y Sánchez y la izquierda han perdido con rotundidad. Ahora, el centro-derecha lo que tiene que hacer es ir siempre contra Sánchez y no enzarzarse en peleas entre ellos. Sánchez pierde y gana España, porque este resultado, junto con la situación en el parlamento catalán y las exigencias de Puigdemont y el horizonte judicial que tienen los actuales inquilinos de La Moncloa, además de muchos otros socialistas con la trama de las mascarillas y adjudicación de diversos contratos, todo ello investigado por presunta corrupción, empuja a Sánchez un poco más hacia su final político. Si este resultado electoral ayuda a que el mandato de Sánchez acelere su fin, será bueno para España, para su economía, pues la política económica de Sánchez nos ha alejado de Europa en crecimiento, poder adquisitivo, inflación o empleo.
Sánchez, por mucho que trate de vender lo contrario, no ha podido remontar las estimaciones de voto de las encuestas ni recurriendo al victimismo del que hace gala siempre que puede, tanto en formato epistolar, como en entrevista televisiva, como en mitin. No hay dulces derrotas ni amargas victorias, sino derrotas y victorias, pero es que, además, no ha habido una dulce derrota, sino una victoria clara del PP y de mayoría absoluta del centro-derecha. Por otra parte, el cerco judicial de la investigación a su mujer, Begoña Gómez, se estrecha, apareciendo, cada día, nuevas informaciones referentes a las actuaciones de su mujer e incluso al patrimonio y situación de su hermano. Tiene un auténtico problema, que ha tratado de emplear a su favor, pero que ya no resulta efectivo para engañar a los electores suficientes como para revertir su declive y el del partido que ha fagocitado convirtiéndolo en un conjunto fanático de voluntades compradas.
Vox ha cumplido con sus expectativas y ha obtenido seis escaños; Sumar se ha desplomado, al compartir votantes con un Sánchez radicalizado y con Podemos, que tenía que conseguir hacer eurodiputada a Irene Montero, y el resto, entre las coaliciones de ERC, Batasuna y el BNG; Junts; el PNV y CC; y Alvise, han obtenido, en términos generales, los escaños que las encuestas les atribuían.
En el conjunto europeo, el PPE ha vuelto a ganar las elecciones, con los socialistas en segunda posición, pero el pacto para poder formar la próxima Comisión Europea son difíciles, porque todo puede llegar a pasar por los grupos más a la derecha del europarlamento, que han crecido de manera importante –con consecuencias nacionales en Francia o Bélgica–, o por un conjunto de partidos que no tienen mucho que ver entre sí, con lo que no está nada claro que Von der Leyen pueda repetir, al estar mal vista por los partidos más a la derecha, aunque tampoco es descartable que lo consiga.
Reformas
En cualquier caso, la Unión Europea debe llevar a cabo una serie de reformas imprescindibles, para no quedarse atrás respecto del resto del mundo. Europa se encuentra anquilosada, sumida en una parálisis motivada por lo políticamente correcto en muchos casos, que ha hecho que perdiese competitividad; que viese cómo sus empresas no podían competir en los mercados; que se hiciese dependiente energéticamente; que militarmente no tuviese ningún peso; y que también se abandonase la disciplina presupuestaria, aprovechada especialmente por los gobiernos menos responsables en el cumplimiento de la estabilidad, como es el caso del gobierno español del presidente Sánchez.
Por su parte, España –donde el PP gana, Sánchez pierde y el centro-derecha sumaría mayoría absoluta– necesita elecciones que permitan abrir las ventanas para airear el ambiente cargado que emana desde La Moncloa a partir de su difícil horizonte judicial; de su nula capacidad para gobernar por sus apoyos parlamentarios precarios; y por la aplicación de una política económica equivocada, que ha hecho que España retroceda y pierda los avances en prosperidad que había conseguido en dos décadas. Aunque él se crea más inteligente que los demás y a pesar de su propaganda, la escapada de Sánchez está más cerca de su final.
Profesor de Economía. Director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria