Los deberes del nuevo Parlamento: Defensa, ampliación, integración...
LA AGENDA ECONÓMICA Y POLÍTICA PARA CINCO AÑOS/ El apoyo a Ucrania, la agenda verde, el marco presupuestario, la política agraria y la relación con el sur del Mediterráneo, principales desafíos.
Uno de los clichés más extendidos es presentar cada cita con las urnas como decisiva e histórica. Para el investigador del Cidob Héctor Sánchez Margalef, esta expresión es más que oportuna para referirse a la nueva legislatura comunitaria. “El momento es importante y trascendental”, destaca el experto, que ha coordinado una monografía en la que también han participado analistas del Instituto de Empresa y el Centro de Estudios de Política Europea. “El primer reto va a ser la seguridad y la defensa en un momento de fatiga americana en torno a Ucrania”, dice Ángel SazCarranza, director de EsadeGeo. Estas serán las grandes cuestiones de la agenda política, económica y militar de los próximos cinco años en la UE:
– Ucrania: el gran desafío geopolítico. Una eventual victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos debilitaría la relación transatlántica y recortaría bruscamente la ayuda militar, logística y económica que recibe el país agredido por Rusia. El aislacionismo del candidato republicano a la Casa Blanca no es el único motivo de preocupación en la UE. Varias formaciones ultraderechistas tienen fuertes vínculos con Moscú y aspiran a introducir cambios de calado en la agenda comunitaria. Una de sus principales quejas son los paquetes de sanciones. La UE apuntó esta primavera a poner en marcha el número 14, pero no hubo consenso a la hora de restringir el gas natural licuado (GNL).
– Más coordinación en defensa. Saz-Carranza recuerda que la Comisión Europea “tiene pocas competencias” en esta cuestión, pero podría dotarse por primera vez de un comisario de industria de defensa. La elección del sustituto de Josep Borrell como Alto Representante en Exteriores y Seguridad evidenciará de forma clara si se mantienen las prioridades o bien si se introducen cambios en un momento marcado por la intensificación de la lucha geopolítica y la apuesta de EEUU y China por el proteccionismo industrial. “El gran reto de Europa es integrar su industria de defensa, su mercado y las políticas”, recuerda el experto. Más que un ejército comunitario, el objetivo debe ser “recurrir la fragmentación y que los países colaboren más para planificar y comprar conjuntamente”, indica Saz-Carranza. Expone que además de Rusia, para la UE es ser prioritaria la política de vecindad, muy marcada por la inestabilidad en el Este y el Sur del Mediterráneo y la concatenación de crisis en la región del Sahel.
– Ampliación: ¿la hora de la verdad? La última incorporación fue la de Croacia, hace once años, donde se puede usar el euro desde hace un año y medio. Esta primavera, y tras trece años de espera, Bulgaria y Rumanía entraron en el Espacio Schengen. La guerra de Ucrania desbloqueó un viejo proyecto, la ampliación hacia el este, en un momento en el que rivales de la UE como China y Rusia han ganado presencia en los países candidatos. Son Ucrania, Turquía, BosniaHerzegovina, Macedonia del Norte, Kosovo, Moldavia, Serbia, Montenegro y Albania. “La ampliación no se materializará hasta la siguiente legislatura”, pronostica Saz-Carranza, pero la que arranca ahora determinará calendarios y compromisos de reforma por parte de los estados. “Hay consenso en que se van a abrir las conversaciones, pero otra cosa será el ritmo”, dice Sánchez Margalef.
– Presupuesto. La UE gestiona este año 189.300 millones de euros. Es una cifra muy importante en términos absolutos, pero a nivel relativo, representa el 1% del PIB, un porcentaje que se ha mantenido estable desde finales de los años 80. “La UE apenas cuenta con ingresos propios y depende de la aportación de los estados miembros”, indica Sánchez Margalef. Esta cuestión estará muy presente este mandato, en el que se sentarán las bases del nuevo marco financiero plurianual 2028-2035.
– La gran disyuntiva: ¿integración o soberanismo? El ascenso del euroescepticismo va mucho más allá de las elecciones de ayer. Sus partidarios ostentan la presidencia o son el socio pequeño de los gobiernos de Hungría, Eslovaquia, Italia, Croacia, Finlandia y Chequia. Estarán también en el próximo Ejecutivo neerlandés y son determinantes en Suecia. La derecha radical no es un bloque homogéneo y Rusia no es su única discrepancia. Hasta ahora se agrupaban en la Eurocámara en torno a dos grupos. En lo que sí coinciden es en estigmatizar la inmigración, apelar al soberanismo y cuestionar la burocracia “monstruosa” de Bruselas. Sánchez Margalef recuerda que la UE ha salido de las últimas crisis con “una mayor integración”, un principio que choca con la agenda de estas formaciones.
– Agenda verde y política agrícola. A principios de año el sector primario se movilizó y la semana pasada volvió a cortar la red viaria. Sus protestas paralizaron iniciativas como la rebaja del uso de pesticidas o la apertura a los productos agrícolas de Ucrania. “La cuestión ambiental ha sido uno de los grandes temas de la campaña y habrá que ver hasta qué punto se va a poder avanzar en esta cuestión y cómo se puede compensar a los que sufren las consecuencias” de la agenda verde, apunta Sánchez Margalef.