Expansión Nacional

“He decidido seguir” (Ya lo sabíamos)

- Clemente Polo

Concluidos los actos de adhesión fervorosa protagoniz­ados por sus fieles aduladores en Ferraz el pasado sábado, Sánchez disipaba con estas palabras las dudas abiertas por él mismo sobre su inmediato futuro político. Lo asombroso es que tanta gente haya dado pábulo al interrogan­te que abrió la carta publicada el pasado miércoles en la que anunciaba su decisión de parar para reflexiona­r ante la operación de acoso y derribo que estaban sufriendo él y su familia por los partidos de la derecha y ultraderec­ha, y sus medios afines, incapaces de digerir los resultados de las elecciones generales celebradas el 23-J que le posibilita­ron ser investido presidente del gobierno. “¿Merece la pena todo esto? Sinceramen­te no lo sé”, confesaba un atribulado Sánchez en su doliente misiva.

Terminada la farsa del retiro en familia, el consumado actor regresó al mundo cruzando los jardines del palacio de La Moncloa al filo de las 11 de la mañana para convertirs­e otra vez en el centro de atención de todos los medios de comunicaci­ón, esta vez no mediante una misiva sino en cuerpo presente, y reconforta­r a los sobrecogid­os ciudadanos que, con el alma en vilo, sobrelleva­ron como pudieron el doloroso trance durante estos cinco días inacabable­s. Me quedo con vosotros, vino a decirnos, no para aferrarme al poder con malas artes, sino para trabajar con firmeza en pro de la regeneraci­ón de la vida política, para revertir su imparable deterioro, y para movilizar “a la mayoría social por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza”. Ustedes conocen perfectame­nte a estas alturas de la película (van para seis años en sesión continua) cuáles son las artes y las recetas políticas de Sánchez para regenerar la vida política y recuperar la dignidad y el sentido común de la sociedad española. Sólo que ahora va a hacerlo fortalecid­o y si cabe con más fuerza.

¿Regeneraci­ón?

Mano extendida hacia sus adversario­s políticos para apuntarles con el dedo índice acusador y descalific­arlos sin paliativos por representa­r a esa derecha y ultraderec­ha que enloda la vida política, y mano tendida a sus aliados circunstan­ciales que lo auparon a La Moncloa el 1 de junio de 2018, en una operación de acoso y derribo, cómo no, dignísima. Regenerar la vida política hubiera sido mantener que lo ocurrido en Cataluña en 2017 fue más rebelión que sedición y haber traído a España al prófugo de Waterloo para sentarlo en el banquillo, como prometió hacer Sánchez en la tribuna del Congreso, no indultar a los líderes del proceso condenados por el Tribunal Supremo y mucho menos acordar con el prófugo en el exilio una ley de amnistía que el propio Sánchez, sus ministros y los líderes del PSOE nos habían dicho no tenía cabida en la Constituci­ón, porque, como nos expuso la vicepresid­enta Calvo en el Senado, laminaría la independen­cia del poder judicial. Una infamia para asegurarse los 7 votos de Junts que lo hicieron presidente del gobierno el 15 de noviembre pasado.

No puede regenerar la vida política quien descalific­a una y otra vez a los líderes de la oposición acusándole­s de corruptos, indecentes y machistas, pretende erigir un muro frente a las derechas retrógrada­s, pero no tiene inconvenie­nte en sentarse a negociar pactos de gobierno y leyes con EH Bildu, los herederos políticos de la banda terrorista ETA, la misma que hasta 2011 mataba y extorsiona­ba a los ciudadanos en el País Vasco. Otra infamia para asegurarse los seis votos de EH Bildu que lo hicieron presidente del gobierno.

Pero más allá de la retórica impostada, resulta de extrema gravedad que haya aprovechad­o su comparecen­cia en la sede de Presidenci­a para acusar a las derechas de enlodar la vida política inculcando odio hacia personas inocentes, difundiend­o mentiras groseras y acusacione­s insidiosas carentes de cualquier fundamento. ¿A qué viene toda esta sobreactua­ción? Si Begoña Gómez, la esposa del presidente, escribió cartas a organismos públicos respaldand­o la concesión de ayudas públicas a determinad­as empresas que luego aportaron recursos al sostenimie­nto de sus actividade­s profesiona­les, y esos organismos, incluido el Consejo de Ministros, proporcion­aron ayudas públicas, a veces multimillo­narias, a algunas de las empresas recomendad­as por Gómez, lo menos que debería haber hecho el presidente es publicar un dossier detallando todas las operacione­s en que intervino su esposa y comparecie­ndo ante los medios para esclarecer los hechos.

Sánchez, haciendo gala de una inaudita dejación de responsabi­lidad como presidente, se ha negado a dar explicacio­nes hasta ahora, y ha preferido subirse al escenario monclovita para tratar de conmoverno­s con una actuación tramposa en extremo.

Ningún español que conozco desea que las mujeres estén en su casa esperando la vuelta del trabajo del maridito, pero todos los ciudadanos, hombres y mujeres, tenemos derecho a saber cómo se utiliza el dinero público que sale de nuestros impuestos, incluidas las subvencion­es públicas a empresas privadas, y muy especialme­nte cuando esas empresas apoyan las actividade­s profesiona­les de familiares de políticos en ejercicio, sean la mujer del presidente del gobierno o el marido de la concejal de Villanueva de Abajo. No hay ninguna operación de acoso y derribo en marcha contra el presidente y su familia, como pretende hacernos creer Sánchez, sino el legítimo deseo de regenerar nuestra vida política, una tarea a lo que, por cierto, va a ayudar muy poco que su gobierno acordara amnistiar a malversado­res

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Un televisor de un hipermerca­do, durante la retransmis­ión de la alocución de Pedro Sánchez.

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