Puig se va al máximo en su salida a Bolsa
La operación de salida a Bolsa de Puig ha entrado en su fase final y el precio de venta será el máximo contemplado en el folleto informativo de la operación, valorando el 100% del capital en 13.900 millones de euros y el 100% del negocio, incluida deuda, en casi 15.100 millones, equivalente a un múltiplo ev/ebitda 2023 de 17,8 veces. La operación, dirigida por JPMorgan y Goldman Sachs, tiene visos de cerrarse con gran éxito, no sólo por el alto múltiplo de la valoración, justificado por el sector en el que opera la compañía –con comparables como las francesas L’Oréal y, en menor medida, LVMH—, sino también por la fuerte demanda de los fondos internacionales, a los que además acompañan algunas instituciones españolas como CriteriaCaixa. La operación tiene dos tramos: una oferta pública de venta (OPV) por parte de la familia Puig, valorada en 1.360 millones, y una oferta pública de suscripción (OPS) por 1.250 millones, a las que se añade una opción de venta adicional de hasta 390 millones, por lo que el importe total pudiera ascender hasta 3.000 millones de euros con la venta de hasta el 25% del capital. En 2023, Puig tuvo ingresos de 4.304 millones de euros (+19%), ebitda de 849 millones (+33%) y beneficio atribuido de 465 millones (+16%), cerrando con deuda neta de 1.196 millones. Es la mayor salida a Bolsa en el mundo en lo que llevamos de año –con posibilidades de ser la mayor en todo 2024– y situará a Puig entre los 15 mayores grupos españoles por capitalización bursátil. El sector de cosmética y perfumería sigue creciendo por encima de la economía y las perspectivas fundamentales de Puig son muy buenas, basadas en la recuperación del travel retail, el crecimiento de la venta online (responsable del 26% de su facturación) y la fuerte resistencia del sector del lujo. La salida a Bolsa es la culminación de una estrategia ambiciosa que ha incluido adquisiciones y el cultivo de marcas exclusivas. La operación supone también un espaldarazo al mercado español de capitales. de los inversores su plan en materia de descarbonización. ISS y Glass Lewis recomiendan votar a favor, incluso aunque reconocen que en este tipo de votaciones tienen muchos reparos y son extremadamente exigentes. Ese respaldo llega en un momento muy sensible para Repsol. Hace unas semanas, Iberdrola interpuso una demanda judicial contra Repsol por competencia desleal por su supuesto postureo ecologista (ecopostureo o greenwashing, según la denominación en inglés). Salir airoso de la junta será, como mínimo, una victoria moral en esa batalla legal, que seguirá su curso en los tribunales. BlackRock, principal accionista de Repsol, también ha mostrado su apoyo implícito a la compañía al manifestar por carta su rechazo al dogmatismo ecologista que rechaza una transición energética multisectorial. En su plan de descarbonización, Repsol explica que fue la primera empresa de hidrocarburos en asumir públicamente el compromiso de alcanzar cero emisiones netas en 2050.