La depresión o la ansiedad pueden afectar a la pérdida de interés del equipo o provocar agotamiento
una cultura emocional, continúa la experta, en la que expresar emociones podría ser un signo de debilidad. Por ello, Dekker considera que “la capacitación y la sensibilización” son las herramientas fundamentales para diluir esta percepción errónea.
Assaf recomienda la denominada psicohigiene –también aplicable para los propios directivos–, “que se desarrolla en espacios saludables destinados a abordar cualquier situación que nos afecte, habilidad que nos interese desarrollar, reto que queramos afrontar en lo personal y/o laboral”. Según afirma, desde Ayming han implementado esta estrategia
para “romper con la visión tabú de la psicología, en la que únicamente es considerada como una herramienta ante un problema, y destacar su valor en el desarrollo de habilidades personales y profesionales”. Una psicóloga cognitiva es la responsable de este servicio que “se ofrece tanto de forma telemática como presencial y en distintas franjas y días de la semana”, asevera.
Cabe destacar que cada enfermedad afectará de forma distinta al equipo y el directivo deberá empatizar y reaccionar de forma distinta a cada afección. La depresión, por ejemplo, “puede afectar a la pérdida de interés de nuestro equipo”, agrega el experto en recursos humanos. Asimismo, la ansiedad o el burnout puede causar estrés laboral crónico y agotamiento físico. Finalmente, “los trastornos del sueño afectarán a la concentración del equipo. También lo harán los problemas derivados del estilo de vida: el sedentarismo, la mala alimentación, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo pueden contribuir a problemas de salud física y mental entre los empleados”, concluye Assaf.