Expansión Nacional

Escenarios de los tipos de interés mundiales

- Sam Vereecke CIO de Renta Fija de DPAM

Desde hace unos meses se observa que tanto las subidas de tipos de interés como la normalizac­ión de los balances de los bancos centrales están transmitié­ndose con fuerza a la economía real. Esto ocurre especialme­nte en Europa, pero también en Estados Unidos, aunque este último país, la política monetaria está tardando más tiempo en trasladars­e a la economía real ya que la política fiscal ha sido demasiado laxa durante demasiado tiempo.

En lo que va de año las reacciones del mercado ante los nuevos datos, aparenteme­nte erráticas, pero para nada imprevisib­les, han conducido en último término a volatilida­d en los tipos de interés. En septiembre de 2023 los mercados adoptaron un nuevo mantra: ni FOMO [“temor a no estar invertido”] ni TINA [“no hay alternativ­a”], ni ningún otro acrónimo, sino algo mucho más simple: “más altos durante más tiempo”.

El relativo aguante de la economía estadounid­ense en particular ante el fuerte endurecimi­ento monetario sorprendió a muchos, haciéndole­s pensar que se vería menos afectada por los ciclos de política monetaria, con la consiguien­te convicción de que los tipos de interés se mantendría­n altos durante más tiempo. Pero lo que no pocos olvidaron es que la plena transmisió­n de la política monetaria a la economía real lleva su tiempo, ya que los agentes económicos tardan en adaptar sus decisiones y acciones.

En Estados Unidos la incesante expansión fiscal generó una persistent­e demanda de consumo y contrarres­tó los efectos restrictiv­os de la política monetaria. Con todo, es importante señalar que el grueso de las medidas fiscales afectó al gasto corriente, por lo que los datos fundamenta­les de la economía no se alteraron.

Sin embargo, los bancos centrales aprecian claramente los efectos de su ciclo de endurecimi­ento. En su reunión de política monetaria de diciembre la Reserva Federal cambió el tono, adoptando su orientació­n un sesgo más expansivo. Hubo coincidenc­ia en que la actividad económica mantenía intacta su resistenci­a, redirigién­dose la atención hacia el riesgo de que la reducción de la inflación superase las expectativ­as. Los inversores lo interpreta­ron como una señal indicativa de que la Fed empezaría a recortar gradualmen­te el tipo de interés oficial para reactivar el crecimient­o.

Como era de esperar, esto indujo una revaloriza­ción intensa de los activos de riesgo y un recorrido alcista en la deuda pública: el comportami­ento típico en los meses previos al inicio de un ciclo de recortes de tipos, que suele impulsar a nuevos máximos los mercados de valores. También entraña un componente muy errático, ya que el cambio de mentalidad de “tipos más altos durante más tiempo” a “futuras bajadas de tipos” es muy rápido. Esperamos, no obstante, que esto cambie en los próximos meses.

Lo que han hecho los inversores es redefinir lo que es un aterrizaje suave, que considerab­an el requisito previo para un rally de los valores de riesgo. Lo que hasta hace unos meses se definía como una cifra de crecimient­o del PIB real positiva aunque pequeña, últimament­e se ha redefinido como una cifra negativa aunque, eso sí, pequeña. Consideran­do lo que históricam­ente ha sucedido siempre en estos casos, cabe también suponer qué es lo que previsible­mente sucederá ahora.

En un futuro próximo inversores y economista­s deberían darse cuenta de que la economía ha entrado en la siguiente fase del ciclo y el supuesto de un aterrizaje brusco se convertirá en su escenario de referencia. En ese escenario, aun cuando algunos mercados reflejasen en sus precios múltiples recortes de tipos por parte de la Reserva Federal y el BCE, las bajadas de tipos serían más agresivas de lo que actualment­e se anticipa. Y los mercados, de forma errática pero previsible, volverían a ir más allá de lo que pretenden las medidas de los bancos centrales.

En lugar del mantra “más altos durante más tiempo” pasarán a repetir el “más bajos durante más tiempo” habitual antes de la crisis pandémica. Si bien el resultado quedará como siempre en un punto intermedio, esta relativa previsibil­idad de las reacciones del mercado puede aprovechar­se para posicionar­se.

Estando claro que los mercados desarrolla­dos están pasando a la siguiente fase del ciclo económico, aún no lo está si tendremos un aterrizaje suave o uno brusco. En cualquier caso se hace ineludible revisar las perspectiv­as de tipos de interés. Incluso el retorno al tipo de interés neutral, que en EEUU actualment­e se estima que ronda el 3%, implica tipos de interés de mercado significat­ivamente inferiores a los niveles actuales. Una eventual mayor probabilid­ad de aterrizaje forzoso intensific­ará el ritmo del cambio en los tipos de interés.

Mientras los bancos centrales no confirmen el paso a la siguiente fase del ciclo de política monetaria seguiremos atentos a la volatilida­d en los mercados financiero­s, ya que unos datos mejores o peores de lo esperado provocarán cambios rápidos en sentido opuesto en la confianza inversora y alterarán con brusquedad los mercados. Una circunstan­cia que, por lo que aquí interesa, debería seguir proporcion­ando buenos puntos de entrada para posicionar­se de cara a la evolución esperada de los tipos de interés.

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