‘Caso Koldo’: Sánchez se queda sin cortafuegos
Los cortafuegos dispuestos por Moncloa para evitar que el caso Koldo llegue a Sánchez son inútiles porque las conexiones con el presidente del Gobierno de los investigados en esa trama son múltiples y en alza. Hasta el punto de que atañen incluso a su mujer, Begoña Gómez. Ábalos y Koldo fueron colaboradores clave de Sánchez en la operación para recuperar el control de Ferraz. También otros miembros del Ejecutivo aparecen vinculados con la supuesta red de comisiones tejida desde el Ministerio de Transportes en la compra de mascarillas al inicio de la pandemia. Incluso la labor de vigilancia de quien debía fiscalizar todos los contratos firmados entonces, la ministra de Hacienda y también vicepresidenta segunda y número dos del PSOE, María Jesús Montero, está en entredicho. Aplicando la lógica que utilizó Sánchez contra Rajoy para expulsarle del Gobierno de que no podía ignorar todo lo que estaba pasando a su alrededor, es obligado colegir que Sánchez debía conocer todo lo que ocurría a su alrededor. Entre otras cosas, que varios presidentes autonómicos de su partido estaban siendo investigados por los contratos firmados sin control en la crisis del Covid, y aún así optó por incluirlos en puestos de salida en las listas del PSOE para el 23-J después de que perdieran sus respectivos gobiernos y situarlos posteriormente en posiciones tan relevantes institucionalmente como la Presidencia
del Congreso de los Diputados en el caso de Francina Armengol o el Ministerio de Política Territorial para el canario Ángel Víctor Torres. Esto es, los blindó de ser encausados por un tribunal de primera instancia gracias a su aforamiento como diputados; la protección que también dio a Ábalos. Tampoco ayudan a la estrategia disuasoria de Moncloa el periplo mediático de Ábalos vertiendo amenazas veladas a Moncloa, ni el discurso atropellado con el que Armengol salió al paso de las sospechas respecto a su gestión al frente del ejecutivo balear. La presidenta del Congreso no aclaró quién del Ministerio de Ábalos le instó a contratar con una empresa que no tenía experiencia en la compra de material sanitario, ni por qué no se devolvieron las mascarillas entregadas cuando se comprobó que no cumplían los requisitos exigidos, ni tampoco las razones por las que su gobierno emitió un certificado de idoneidad del material suministrado, lo cual permitió a la trama seguir contratando con otras administraciones socialistas, ni el motivo por el que se decidió pagar con fondos europeos a la empresa adjudicataria, modificando para ello el contrato ya aprobado. Mientras las sospechas se extienden, ayer llegó el primer cese, el del secretario general de Puertos del Estado, sorprendido mintiendo por escrito a los investigadores de la Agencia Tributaria respecto a sus contactos con la trama de Koldo. La nueva treta de Sánchez pasa por hacer pasar lo sucedido como un enredo urdido en los segundos niveles de los ministerios o de los gobiernos autonómicos del PSOE a espaldas de sus responsables políticos. No parece creíble a la luz de lo que se recoge en el sumario del caso. Todo recuerda demasiado, aunque aplicado a la inversa, a aquella frase que Pascual Maragall le espetó a Artur Mas en el Parlamento catalán al hilo de las sospechas luego probadas por la Justicia de corrupción generalizada en los gobiernos de Pujol: “Ustedes tienen un problema, y ese problema se llama 3%”. Sánchez va a intentar poner tierra de por medio con un socorrido viaje a Brasil y Chile, pero cuando regrese a España, en plenas celebraciones del 8-M (recuerden la fatídica manifestación de 2020, en la que se dispararon los contagios incluso entre miembros del Gobierno por la ceguera ideológica de Podemos por celebrar la manifestación feminista a toda costa), la magnitud del incendio derivado del caso Koldo puede ser ya incontrolable. La medida de la desesperación imperante en Moncloa es que la más que probable luz verde de Puigdemont a la ley para su autoamnistía, que al principio de la legislatura era casi un tema tabú, ahora se interpreta como el salvavidas para sobrevivir a la tormenta.
El presidente blindó a Ábalos, Armengol y Torres al incluirlos en las listas del PSOE para el 23-J