Lagarde señala que recortar los tipos es “un debate prematuro”
La presidenta del BCE no cierra la puerta a bajar el precio del dinero antes del verano con junio como el escenario base.
Los tipos de interés siguen en máximos y parece que ahí se mantendrán durante más tiempo de lo que se esperaba. El Banco Central Europeo (BCE) optó por mantener el precio del dinero en el 4,5% en su reunión de ayer en Fráncfort, una decisión anticipada por los expertos, pero que prolonga la restricción monetaria de la zona euro en el mayor nivel desde 2001.
Los inversores observaban con lupa los acontecimientos del número 20 de la calle Sonnemannstrasse, donde el banco central tiene su cuartel general, pero el Consejo de Gobierno sólo hizo referencia a los potenciales recortes de las tasas para señalar que “es un debate prematuro”.
La realidad es que el BCE necesita margen para poder actuar con convicción y, tras un largo periodo de no alcanzar los objetivos de su mandato, poder recortar los tipos sin temor a despertar de nuevo a la bestia de la inflación.
En esa línea desarrolló ayer Christine Lagarde, presidenta del BCE, su intervención al señalar que “necesitamos avanzar más en el proceso de desinflación antes de tener la convicción necesaria de que la inflación alcanzará el objetivo”. La máxima mandataria del BCE aseguró que “tendremos un montón de información nueva en los próximos meses”, lo que invita a pensar que esperarán a que llegue para la toma de decisiones.
La banquera francesa incidió en los salarios y recordó que en torno a un 40% de las
La presidenta pone el foco en la evolución salarial para consolidar la desinflación
El BCE no quiere que un exceso de optimismo relaje las condiciones de financiación
Los tipos de interés siguen sin cambios en el 4,5%, el nivel más elevado desde hace 22 años
negociaciones colectivas tiene lugar en los primeros meses, un dato que se conoce a finales de abril. Sin embargo, ante la mejoría de las perspectivas de la inflación, Lagarde no quiso ser tan expeditiva y advirtió que “no sólo estamos pendientes de eso”.
Ese fue el clavo ardiendo al que se aferran los inversores, que reaccionaron a las declaraciones de la presidenta concediendo una mayor probabilidad a un recorte de las tasas en abril (70%). Pese a ello, junio es el escenario principal.
“Miraremos datos, no el calendario”, concluyó Lagarde.
La institución que preside Christine Lagarde sigue con la idea de martillear a la economía con elevados costes de financiación para acabar totalmente con la amenaza de la inflación. Aunque ayer reconoció la significativa mejoría que se ha producido en los últimos meses, el banco central necesita más datos para estar plenamente convencido de que la zona euro recuperará la estabilidad de precios antes de afrontar el comienzo del ciclo de recortes de las tasas.
“La información más reciente ha confirmado en líneas generales su anterior valoración sobre las perspectivas de inflación a medio plazo. Al margen de un efecto de base alcista sobre la inflación general relacionado con la energía, la tendencia a la baja de la inflación subyacente ha continuado y las subidas anteriores de los tipos de interés siguen transmitiéndose con fuerza a las condiciones de financiación”, explicó el BCE.
Para terminar de apuntalar su objetivo, la autoridad monetaria no puede permitirse que el mercado descuente en exceso unas bajadas de tipos tempranas y muy agresivas. De lo contrario, la relajación podría contrarrestar los esfuerzos para asentar la inflación de vuelta al 2%.
“Las restrictivas condiciones de financiación están frenando
la demanda, lo que está ayudando a reducir la inflación”, apunta el organismo.
La cita de ayer dio una cierta continuidad, aunque más suave, a la intervención de la pasada semana de la presidenta que, en una entrevista en Davos, indicó que ve la primera bajada de los tipos en verano. La señal de que en verano podrían llegar los recortes no aporta información al mercado, que ya otorga una probabilidad del 100% a que para junio el BCE habrá bajado tipos, pero anticipa un escenario base más lejano que el que barajaban los inversores y que ahora sirve de ancla para valorar todo lo demás.