Díaz abre hoy la negociación para reducir la jornada
El Gobierno comienza hoy la negociación con la patronal y los sindicatos para reducir por ley la jornada laboral semanal con el mantenimiento del salario. Sin recortarlo. Por ley, porque, como dijo ayer la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se trata de fijar en el Estatuto de los Trabajadores que la jornada laboral semanal en 2025 no pueda superar las 37,5 horas semanales. Que sea obligatoria para todas las empresas y todos los trabajadores. Es un techo máximo de tiempo de trabajo, al igual que hoy en día está en las 40 horas semanales. Es una medida dirigida a muchos sectores que emplean mano de obra intensiva. Por ejemplo, la hostelería, el comercio, la construcción, la agricultura, la limpieza o la agroalimentación. Sobre todo, son sectores con una fuerte presencia femenina. Y, por tanto, en los que las trabajadoras resultan especialmente perjudicadas.
Además, la vicepresidenta también enfoca la medida para cortar las largas jornadas laborales en sectores que pueden ser considerados como de trabajadores con elevada formación, pero que, en demasiados casos tienen unas condiciones laborales leoninas. Por ejemplo, el sector financiero, las auditoras, las consultoras y los despachos de abogados, entre otros.
Una jornada máxima
Por todas estas razones, el Ejecutivo quiere reducir por ley, y en dos etapas, la jornada laboral desde las 40 a las 37,5 horas semanales. Primero, a 38,5, en 2024 y, en segundo lugar, a 37,5 horas semanales, en 2025. Se trata de regular un techo horario legal para todos los trabajadores, porque la jornada semanal de 40 horas está vigente desde la década de los años ochenta del siglo pasado.
Esto no quiere decir que, mediante la negociación colectiva, las empresas no puedan adoptar otros horarios. La medida de reducir el tiempo de trabajo tiene como foco a doce millones de trabajadores que hoy en día tienen un horario superior a las 37,5 horas semanales.
Sin embargo, como dijo la vicepresidenta Díaz ya hay 1,6 millones de trabajadores, en el sector privado, y tres millones de empleados públicos, entre funcionarios y contratados laborales, que tienen una jornada de 37,5 horas semanales o menos. De hecho, muchas empresas y sectores de las administraciones ya no trabajan los viernes por la tarde. Y mucho menos en verano. También es verdad que la líder de Sumar está en campaña electoral ante las sucesivas citas en las urnas de este año, y ha convertido a la reducción de la jornada laboral en su medida estrella de 2024. Hay que recordar que el 18 de febrero hay elecciones gallegas; el 6 de junio, elecciones europeas, y es muy probable que antes de que acabe el año haya elecciones en el País Vasco.
Díaz también defendió la reducción del tiempo de trabajo para facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar, y también para mejorar la productividad. La vicepresidenta sostiene que recortar la jornada laboral sin reducir el salario es un incentivo por sí mismo para el trabajador por la mejora de las condiciones laborales y la necesidad de hacer su tarea en menos tiempo. La patronal CEOE ya ha hecho saber que cada sector debe decir qué jornada hace, porque no se puede tomar una medida para todas las empresas. Además, cree que supone una subida implícita del salario mínimo.