Bruselas endurecerá el control de la inversión exterior frente a China
La Comisión Europea lanza un paquete de medidas para reforzar la seguridad económica de la UE y evitar la irrupción extranjera en sectores críticos, con especial énfasis en la tecnología.
Con las aguas geopolíticas cada vez más revueltas y el mundo fragmentado en bloques con una hostilidad creciente entre potencias, para la Unión Europea el refuerzo de su seguridad económica y su autonomía estratégica es una auténtica necesidad. Por ello, Bruselas trabaja desde hace meses en una batería de propuestas que ayuden a robustecer la seguridad económica de la UE frente a países con un alto grado de intervención pública en sus economías.
“En una época de tan profunda agitación geopolítica y rápidos cambios tecnológicos, debemos ser realistas sobre los riesgos a los que nos enfrentamos”, advirtió ayer el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, durante la presentación, junto a la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, del nuevo paquete de medidas elaborado por Bruselas para levantar una suerte de escudo económico frente a terceros países. Un movimiento defensivo que pone el acento en el endurecimiento del control de aquellas inversiones extranjeras directas que “pueden presentar riesgos para la seguridad y el orden público de la UE”. Esto es, de aquellas inversiones foráneas en empresas y sectores críticos para la economía del bloque, como las telecomunicaciones, la energía, el transporte y, sobre todo, la tecnología, con especial énfasis en todo lo relacionado con la inteligencia artificial, los semiconductores avanzados, la biotecnología y las ciencias cuánticas.
Muro defensivo
Con este muro defensivo, Bruselas mira sobre todo a China, pero también a otras regiones del mundo sumidas hoy en la inestabilidad, como Oriente Medio, aunque sin perder de vista a una Rusia hoy vetada y castigada por la UE, y tampoco a EEUU, donde la Ley de Reducción de la Inflación de la Administración Biden otorgó importantes ventajas competitivas a las empresas estadounidenses en detrimento de las europeas. El lanzamiento del nuevo paquete de medidas se produce también en el contexto de algunas incursiones foráneas en empresas de sectores sensibles y estratégicos de países europeos, entre ellos España, donde el Gobierno ha anunciado la compra, a través de la Sepi, de un 10% de Telefónica ante la irrupción en su capital de un fondo soberano saudí. Sin olvidar la entrada meses atrás de capital chino en el puerto alemán de Hamburgo, en un escenario en el que la crisis abierta en el mar Rojo ha puesto de relieve la importancia estratégica del comercio marítimo.
Con esta batería de iniciativas, que da continuidad y contenido a la estrategia de seguridad económica esbozada en junio pasado, Bruselas aspira a nadar y guardar la ropa; es decir, a mantener el mercado comunitario “tan abierto como sea posible”, pero al mismo tiempo “tan cerrado como sea necesario”, señaló Vestager, para quien “la UE no puede ser el patio de recreo de los grandes jugadores, tenemos que ser capaces de jugar nosotros mismos”. Pero sobre todo busca garantizar que todos los países del bloque cuentan “con un mecanismo de control, con normas nacionales mejor armonizadas”, para evitar que industrias sensibles caigan en las manos equivocadas, aunque la decisión de frenar una determinada inversión seguirá correspondiendo a las autoridades nacionales.
La mayoría de la UE ya cuenta con dicho mecanismo (21 de los 27 Estados miembros, incluida España), al amparo del Reglamento de control de inversiones vigente en el bloque. El problema es que esa herramienta es poco eficaz, según un informe reciente del Tribunal de Cuentas de la UE, precisamente por la falta de armonización de criterios entre los países y por esa media docena de miembros que aún no ejercen controles. Por ello, Bruselas quiere modificar ese Reglamento con el fin de establecer unos criterios homogéneos, fijar el ámbito sectorial mínimo en el que todos los Estados miembros deben controlar las inversiones extranjeras y endurecer el control sobre las inversiones de filiales de grupos foráneos.