Las personas demasiado fieles pueden cometer actos poco éticos para proteger su compañía
Las empresas fomentan la lealtad para compensar la escasez de trabajadores que estén cualificados
¿Cuántos jefes pueden contar con que sus empleados amenacen con dimitir en masa si se les despide de forma repentina? Sam Altman recibió estas muestras de apoyo de sus más de 700 empleados tras su despido de OpenAI, uno de los motivos por los que el consejo de administración lo readmitió.
Pero este nivel de lealtad no es lo habitual y no siempre es positivo. La lealtad se asocia con la moralidad y la honradez, sobre todo cuando se trata de la familia, los amigos y la pareja. En el trabajo es más complicado. Puede ser racional –trabajo aquí porque me pagan un sueldo decente y el trayecto al trabajo no es tan largo–; emocional –creo que se valora mi trabajo, se escuchan mis opiniones y quiero contribuir al futuro de esta empresa–; o, en muchos casos, un poco por ambos factores.
Los expertos en gestión aseguran que el personal que es fiel a su empresa suele invertir más tiempo y esfuerzo en su trabajo, lo que contribuye a crear un entorno laboral más productivo y comprometido. A cambio, suele haber ascensos y aumentos de sueldo. Este tipo de empleados se suelen sentir implicados e imaginan su carrera en la misma empresa a largo plazo.
Pero no todo es de color de rosa. Según un estudio de 2021, las personas demasiado leales son más propensas a cometer actos que se consideran poco éticos para conservar su empleo y proteger a su empresa. Otros pueden pasar por alto las irregularidades y ser más reacios a denunciar posibles prácticas corruptas. A veces, la lealtad se considera una actitud tan positiva que puede utilizarse para justificar un mal comportamiento.
A menudo, las empresas y los altos directivos son los que más se benefician de la lealtad de los empleados. Un estudio elaborado por Matthew Stanley, de la Fuqua School of Business de la Universidad de Duke, publicado este año, descubrió que los directivos eran más propensos a explotar a las personas leales. Stanley invitó a casi 1.400 directivos a leer sobre un supuesto empleado de 29 años llamado John, que trabajaba para una empresa que intentaba reducir costes. Tenían que decidir hasta qué punto estarían dispuestos a pedir a John que trabajara más horas y asumiera más trabajo sin ningún incremento en su salario. El autor del estudio creó varios escenarios que destacaban la lealtad de John frente a otros rasgos como la honestidad y la ecuanimidad. Los jefes se mostraron más dispuestos a pedir a John que asumiera la carga de trabajo no remunerado.
En opinión de Neil Lewis, profesor asociado de Comunicación y Comportamiento Social en la Universidad de Cornell y autor del estudio de 2021, “los empresarios se aprovechan de los trabajadores leales porque creen que para ellos el trabajo en sí es su propia recompensa. Es un arma de doble filo: la lealtad tiene beneficios tanto para los empleados como para las empresas, pero también puede impedirnos ver y cambiar las cosas. . . Es útil dar un paso atrás cada cierto tiempo y reflexionar sobre por qué somos leales a determinadas personas, cosas o ideas”.
Las empresas intentan fomentar la lealtad del personal para compensar la escasez de trabajadores cualificados, reducir la rotación y los costes de contratación. Según el último informe de la consultora Gallup sobre el entorno laboral, la mitad de los 122.416 empleados que participaron en una encuesta mundial estaban buscando un nuevo trabajo. “Hoy en día no se puede garantizar que nadie se quede en la compañía”, afirma un consultor que asesora a consejos de administración.
Esta tendencia predomina sobre todo en el caso de las generaciones más jóvenes, muchas de las cuales piensan de forma diferente a la hora de comprometerse con una empresa durante décadas. Según me explicó una empresa de cazatalentos, los ejecutivos con los que trabaja tienden a creer que los recién graduados son menos “obedientes” que las generaciones anteriores y no están tan dispuestos a tolerar los abusos. Confían menos en sus jefes y no son tan pacientes en lo relativo a escalar posiciones, ya que no ven la ventaja de seguir órdenes si no ven resultados rápidamente.
No todas las empresas pueden ofrecer recompensas económicas (como acciones, salarios más altos o bonus), por lo que recurren a otras tácticas. Y las alternativas de bienestar, como las apps de meditación, no contribuyen a combatir el agotamiento. Los vales de descuento para compras no son tan eficaces como un aumento de sueldo.
Hay mejores herramientas para fomentar la lealtad, como el reconocimiento del buen trabajo, la capacitación del personal, la eliminación de la toxicidad y una mejor comunicación. Esto puede contribuir en gran medida a que los empleados se sientan apreciados y motivados.
Aun así, evaluar la fidelidad resulta complicado, más allá de referentes como la rotación de personal. Algunas empresas se obsesionan con el compromiso de los empleados, una medida más ambigua que incluye la implicación emocional y psicológica de una persona con su trabajo.
“La lealtad emocional es a más largo plazo. La lealtad racional es voluble”, afirma Jeremie Brecheisen, de Gallup, que ayuda a las empresas a hacer un seguimiento del compromiso.
Académicos como Lewis, de Cornell, creen que también es importante que los empresarios se pregunten si se han ganado la lealtad de su personal. “¿Por qué deberían serle fieles sus empleados? ¿Qué medidas toman para asegurarse de que tienen una experiencia significativa y gratificante mientras trabajan?
En su opinión, el personal suele responder con reciprocidad. “Si tengo la sensación de que intentas ayudarme, yo también pondré de mi parte para ayudarte. Ese esfuerzo por parte de la empresa puede cultivar la sensación de que todos estamos juntos en esto”.
ARTE
Chillida Leku expone Universo Maeght, que propone un diálogo entre las obras de Chillida y las de artistas con los que trabajó el marchante Aimé Maeght y su esposa Marguerite. El museo del escultor acoge piezas de artistas como Georges Braque, Alexander Calder, Alberto Giacometti, Pablo Palazuelo, Julio González, Jean Arp, Barbara Hepworth, Antoni Tàpies, Joan Miró o Marc Chagall.
DISEÑO
El artista Okuda San Miguel y el enólogo Raúl Pérez han creado un vino llamado Kolor. Su añada 2020 ha sido elaborada con racimos enteros de uva mencía, fermentada en tinas de roble para pasar por una maceración de dos a cinco meses. Después ha sido criado durante doce meses en barricas de roble y cemento, sin clarificación ni filtración. Cada botella cuenta con una etiqueta llena de color diseñada por el artista. ¿Su precio? 34,90 euros.
CIRCO
El mundo del circo africano animará la programación navideña del Teatro Pavón de Madrid hasta el 7 de enero con Greedy on Christmas Day (Un avaricioso en el día de Navidad), un espectáculo familiar que reivindica la vida en comunidad y que recrea la vida de los Massai y su lucha por la supervivencia de una forma ritual.