Síntomas inquietantes en el mercado laboral
El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones está preparando una nueva orden para permitir que las empresas puedan contratar en 2024, de forma colectiva, a trabajadores en su país de origen. La norma renueva la que está vigente este año y que caduca el próximo 31 de diciembre. Por lo tanto, la orden es necesaria para que las empresas puedan operar en esos países para tener a los trabajadores que necesitan. Con esta regulación, el Gobierno tiene dos objetivos. Por una parte, permite cubrir las necesidades de mano de obra de determinados sectores y ocupaciones de cobertura difícil en el mercado laboral español, en función de la situación nacional de empleo y la capacidad de acogida del país. Por otra parte, la norma permite reforzar la colaboración con los países de origen y con la cogestión con ellos de los asuntos migratorios, intentar regularizar la llegada de ciudadanos que quieren trabajar en España.
Sin embargo, en el fondo, lo que pone de manifiesto la directriz ministerial es la existencia de un mercado de trabajo enfermo. Es un mercado que no sólo no es capaz de cruzar la oferta con la demanda de empleo y, además, ni siquiera de forma aproximada, sino que, encima, tiene 2.850.000 desempleados, lo que supone una tasa de paro del 12% de la población activa.
El doble de la media de la zona del euro.
Precisamente, esta norma coincide con la discusión de la reforma del subsidio del desempleo, con la que, Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, quiere aumentar el gasto público y perpetuar algunos de los males del mercado laboral español. Como ella dice se ha enzarzado en una batalla ideológica con la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, que defiende la oportunidad de recortar la protección para incentivar la búsqueda de empleo. Tampoco quiere la vicepresidenta de Trabajo –ni los sindicatos– que las empresas salgan a buscar fuera de España a los trabajadores que no encuentran dentro, mientras la patronal Cepyme se queja –con razón– de que hay 150.000 puestos que las empresas no consiguen cubrir. Las principales economías del euro, como Alemania, también buscan gente de otros países para cubrir el empleo que necesitan. Sin embargo, a diferencia de España, la locomotora europea roza el pleno empleo, con una tasa de paro del 6%. Por eso el diagnóstico de nuestro mercado laboral es distinto.
Algo falla en un mercado laboral que, con un paro del 12%, necesita trabajadores de fuera